Las ciudades romanas eran un hervidero de culturas debido, básicamente, a la gran expansión de Roma a lo largo del Mediterráneo. No era extraño encontrarse diferentes lenguas y creencias religiosas que provenían de lugares lejanos al imperio. La red de calzadas impulsadas por los romanos también influyó en este hecho. Sin embargo, el reciente descubrimiento de dos esqueletos posiblemente chinos amplía este horizonte.
Un equipo del Museo de Londres ha llevado a cabo una investigación de 22 individuos encontrados en un antiguo cementerio usado entre los siglos II y IV al sur de la ciudad. Y se han asombrado con el descubrimiento: dos de ellos provienen de Asia, con una alta probabilidad de que sean de China. ¿Qué significa esto?
Las relaciones entre Roma y China ya existían en el 166 d.C., puesto que existe un relato chino de la dinastía Han que recoge la llegada de un embajador de Marco Aurelio al país asiático. El vínculo entre ambas culturas, por lo tanto, existía hasta el punto de intercambiar bienes. Sin embargo, las evidencias arqueológicas que demuestren estas relaciones son poco frecuentes.
Este no ha sido el único ejemplo de cadáveres asiáticos en territorio romano. Así, como podemos leer en El País, en 2010 se encontró en Vagnari, en el sur de Italia, un esqueleto similar al encontrado recientemente en el Reino Unido.
Sin embargo, este descubrimiento en Londres tiene especial relevancia debido al hecho de que el Reino Unido era la frontera occidental de Roma.
Como curiosidad, los romanos se referían al pueblo chino como Seres, el pueblo de la seda, porque era la materia prima en la que se basaba su economía. Su producción fue un buen secreto mantenido por los chinos, hasta que en el siglo VI llegó a Occidente a través de Bizancio.
Este misterio alrededor de los dos cadáveres mantendrá a la comunidad científica al vilo. Mientras tanto, especialistas piden prudencia hasta que avancen las investigaciones.