El fin del roaming es algo que nos interesa, algo que debería haber llegado ya en el año 2015. Tras varios meses de informaciones distintas, de ver el tema numerosas veces en los medios de comunicación, parece que por fin estamos llegando a algo concreto y definitivo.
El fin del roaming sería algo muy beneficioso para todos los usuarios, sobre todo para aquellos que por su situación o profesión necesitan desplazarse habitualmente entre los distintos países de la Unión Europea. Sin embargo, parece ser que llegará con algún que otro inconveniente.
Un final con limitaciones
Como sabemos, el roaming es ese cargo de más que nos ponen las distintas operadoras de telefonía cuando utilizamos sus servicios fuera de nuestro país. Aunque algunas compañías ya habían eliminado este cargo como promoción durante este verano, todavía no era algo definitivo.
Dicho esto, y ante la inminente desaparición de este sobrecargo, la Comisión Europea ha anunciado una serie de “reglas”, para asegurar un buen uso de estos servicios y evitar así abusos. Entre ellas y según leemos en El País, encontramos una medida algo controvertida.
Las distintas operadoras podrán volver a aplicar el cargo si el cliente utiliza sus servicios fuera de su país durante más de 30 días seguidos o 90 en total durante un periodo de un año. La UE pretende así evitar problemas como la competencia desleal entre compañías.
Por lo tanto parece ser que el fin del roaming –que llegará el 15 de junio de 2017– no será total y definitivo. El programa ha sido bautizado como “roaming like at home” (roaming como en casa), y tendrá excepciones.
Esta medida no afectará a un sector de la población. Nos referimos a los trabajadores transfronterizos. Como es obvio, si un trabajador vive en España pero necesita atravesar la frontera francesa cada día para ir a trabajar, no se le contará el plazo de los 90 días totales.
A pesar de las limitaciones, debemos tener en cuenta que para poder llegar hasta aquí se han sucedido varios años de negociaciones entre las poderosas compañías de telefonía y las entidades europeas. Por lo tanto, podremos considerar lo conseguido como un “pequeño” gran éxito.