Como sabemos, los átomos son una de las unidades elementales que constituyen la materia. Existen muchos tipos distintos de átomos, que se agrupan para dar lugar a estructuras más complejas. Estas son las moléculas, que vuelven a combinarse para formar elementos. Como vemos, la materia se construye en una sucesión jerárquica de agrupaciones.
Para formar estructuras, los átomos deben combinarse, ordenarse. Dependiendo de qué posición ocupen estos en el espacio, formarán unos compuestos u otros. Sin embargo, y como han confirmado dos recientes estudios, el orden puede no ser únicamente espacial. Descubre a continuación qué son los llamados cristales de tiempo.
Orden temporal
En el año 2012, un científico estadounidense que había sido ganador del Premio Nobel ocho años antes, realizó una sorprendente suposición. Este físico, aventuró la posible existencia de una nueva fase de la materia, una totalmente distinta a lo conocido. Hablamos de Frank Wilczek, de origen polaco e italiano. ¿Qué es lo que propuso?
Cualquier cristal, se forma por una concreta distribución de átomos. Es decir, por una concreta disposición en el espacio. Wilczek introdujo la posibilidad de que los átomos también pudieran ordenarse y repetirse en el tiempo, creando una nueva concepción de la materia. Los llamó “cristales de tiempo”.
Como podemos leer en El Mundo, investigadores de las universidades de Harvard y Maryland han conseguido observar por primera vez estos particulares cristales, confirmando así su existencia. De esta manera, se abre un nuevo e inmenso campo de investigación.
Estas estructuras poseen la particularidad de que nunca se encuentran en equilibrio. Un rubí, por ejemplo, contiene una serie de átomos que forman una estructura, en equilibrio. Sin embargo, en un cristal de tiempo, como el que los investigadores lograron formar con átomos de iterbio, los diminutos componentes adoptan un patrón de movimientos que se sucede en el tiempo. No existe equilibrio.
Como he dicho, los científicos tienen por delante mucho que estudiar y experimentar. Una nueva concepción de la materia parece haber surgido de la nada, y quién sabe, hasta dónde puede llegar.
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