Los Miserables

El día 24 de febrero se entregarán un año más los premios más célebres del mundo con permiso de los Nobel. Los Óscars. Este año he visto todas las películas seleccionadas y me gustaría hacer una quiniela. Creo que puedo fallar todas mis predicciones. Soy capaz, y voy a intentarlo. Ya te adelanto, que la historia que me puso los pelos de punta, no tiene ADN Hollywood. Mi preferida la dirigió el austriaco Michael Haneke: Amour. Seguramente no subirá al escenario para levantar la estatuilla de 34 centímetros más esperada de la noche, pero no lo necesita. La historia está de su lado.

El film dirigido por Ben Affleck y la serie de Showtime se convirtieron en los triunfadores de la septuagésima edición de los Globos de Oro, los premios que otorga cada año la HFPA (Hollywood Foreign Press Association), probablemente una de las más repartidas de los últimos años. Y es que salvo alguna categoría cantada (en todos los sentidos), nos hemos llevado bastantes sorpresas.

Emma Stone y Seth MacFarlane acaban de anunciar las nominaciones a la 85ª edición de los Premios de la Academia de Hollywood que son, nos guste o no, los galardones que más espectación despiertan de toda la temporada de premios. Como era de esperar no ha habido grandes sorpresas pero eso no quita que, un año más, todos echemos en falta a más de uno y más de dos.

158 minutos. Un musical con subtítulos. Una obra clásica. Víctor Hugo. Miseria decimonónica. Si aún así sigues leyendo, podemos charlar tranquilamente de la película de Tom Hooper, creo que ya he ahuyentado a los que se alimentan de la cultura de la hamburguesa. Los Miserables es un Titanic con rumbo al Kodak Theatre de Los Angeles. Los Óscars. La historia no es tan lejana como podría parecer, y no lo digo porque transcurra en Francia. ¡Oh, Gavroche! Qué falta nos hace tu espíritu hoy en día...