Spike Lee

Un homenaje a Sergio Leone de 2 horas y 45 minutos, en los que Ennio Morricone no es el sheriff. Una película del oeste, sangrienta, cruda, ocurrente, refinada e irregular. Sí, no es redonda. Imagino al chico de Knoxville riéndose en una esquina, como el Dr. Evil de Austin Powers, cada vez que llevaba a uno de sus amigos a ver la película antes del estreno. Soy un genio, macho. Pues no. Yo me he reído y he gozado, pero esperaba más. De Quentin Tarantino siempre espero más. Christoph Waltz se come la película a mordiscos, solo por su personaje y su interpretación merece la pena... recrearse una y otra vez con, "Django desencadenado".

Hace tres años que nos dejó y aún no hemos dejado de hablar de él. Pasarán décadas, y sus canciones seguirán sonando. Más allá de los sucesos que mancharon su vida. No es la primera vez que un director de Hollywood se siente atraído por la leyenda, ni será la última. Es el turno de Spike Lee. Quiere dar una vuelta de tuerca más, mostrarnos todo lo que rodeó un disco mítico: Bad. Tengo un amigo que se sentará en primera fila del cine para sentir más cerca a su ídolo, aunque desde ahí se vea distorsionado. O precisamente por eso.