Móviles ultra delgados con baterías que no duran ni un día, ¿un contrasentido?

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A todos nos gusta que nuestros gadgets, que suelen salirnos bastante caros, tengan un aspecto lo más atractivo posible. Y una de las características que llaman la atención se trata de que ofrezcan un perfil muy delgado, lo que además redunda en comodidad de uso. Por desgracia, esto implica que la batería que el teléfono puede albergar en su interior se vuelva más pequeña, poniendo en serio riesgo la autonomía del terminal, y permitiendo que acabemos con un smartphone que nos deje tirados a la mitad del día.

Imagen de perfil del smartphone Vivo X1

La tendencia de adelgazar los productos informáticos lleva muchos años con nosotros, y hubo un momento en el que tuvo mucho sentido, pues resultaban verdaderamente pesados e incómodos de transportar. Apple fue una pionera en los portátiles con el MacBook Air, y sus tabletas también se han centrado en esta característica en más de una ocasión. Pero el tema se vuelve polémico con los smartphones, porque resultan aparatos de tamaño más reducido, que solemos necesitar disponibles toda la jornada. Quedarnos sin batería a lo largo de ella puede suponer encontrarnos incomunicados, sin los medios para seguir nuestro ritmo de vida o incluso realizar nuestro trabajo.

Y los atractivos teléfonos delgados, tan en boga, tienen que realizar sacrificios para lograr un perfil tan llamativo. Uno de los más importantes se trata de incluir una batería más pequeña y, por lo tanto, con menor capacidad. Si a eso le sumamos la tendencia de aumentar el tamaño de las pantallas y de incluir procesadores de gran potencia, el resultado es que nuestro teléfono puede acabar por volverse inservible. Muchos modelos apenas alcanzan a mantenerse encendidos a lo largo de un día a poco que les demos un uso intensivo, así que renunciar a capacidad de batería debería evitarse siempre.

De hecho, ya hubo modelos que se centraban en ofrecer mayor autonomía, aun a costa de aumentar su grosor unos milímetros. No han tenido mucho éxito, y cada vez resultan menos comunes. Aunque un rumor reciente decía que el Google Nexus 5 se podría vender en dos configuraciones, una de las cuales haría gala de una batería más amplia. Creo que esta posibilidad resulta muy interesante, y me parece una pena que los fabricantes no la potencien, y los consumidores la aprecien debidamente.

Respecto a los smartphones cada vez más delgados y con autonomías menores, opino que representan un serio error. Considerando que la inmensa mayoría de los modelos resultan aún muy deficientes en este aspecto, no le veo ningún sentido a comprometer el funcionamiento del terminal por motivos estéticos. Cada vez que leo un anuncio del nuevo “móvil mas fino del mundo” me da la impresión de que estamos ante un campaña de marketing sin ningún sentido, y los consumidores deberían tener muy claro que hay que buscar un equilibrio entre el aspecto externo de un dispositivo y su autonomía, y que el factor que debe recibir mayor atención se trata de que el aparato no nos deje incomunicados a media jornada.

¿Qué opinas tú del tema? ¿Crees que el grosor de un teléfono es una cuestión de gustos, o que siempre se debe evitar crear un terminal incapaz de funcionar durante suficientes horas?

Archivado en Autonomía, Baterías
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