¿Es aceptable que Windows 10 se actualice sin que el usuario se pueda negar?

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Wallpaper de Windows 10

A los seres humanos nos gusta sentir que tenemos el control en todas las situaciones, a pesar de que eso no siempre resulte lo mejor si tratamos con la tecnología. Cuando analizamos el desarrollo de los coches autónomos ya nos dimos cuenta: las máquinas conducen mejor que nosotros. En el caso de los ordenadores, parece que Microsoft ha tomado una decisión radical. Ellos decidirán cuándo y cómo se actualizará tu PC, y como mucho podrás solicitar que el reinicio del equipo se retrase un poco. En Windows 8 se realizaron esfuerzos en este sentido, ahora Windows 10 ya no da alternativas a los usuarios domésticos.

Si usas Windows 10 Pro podrás retrasar las actualizaciones que no resulten críticas, y las empresas con Windows 10 Enterprise no están obligadas a actualizar, de forma que se puedan asegurar de que las nuevas versiones no provocan más problemas de los que arreglan. Sin embargo, en el caso de los usuarios domésticos… ¿es aceptable que Microsoft tome un control tan grande de nuestros ordenadores?

Windows y la seguridad, un viejo problema

Windows se trata de un sistema operativo inseguro: parte de la culpa es atribuible a Microsoft y otra parte a que una plataforma tan extendida atrae a muchos desarrolladores de software malintencionado. Pero la ignorancia de los usuarios también tiene mucho que ver. Si tenemos una versión antigua de Windows (¡aún hay quien usa Windows XP!), sin antivirus y sin los parches de seguridad… nuestro equipo irá muy lento, será inseguro, pondrá en riesgo nuestros datos personales y podrá usarse para atacar a terceros.

Actualizaciones de Windows 10

Microsoft sabe que los usuarios no son culpables de su ignorancia, ellos sólo quieren trabajar o divertirse con Windows, y su sistema operativo debería ocuparse de todo lo demás. Así que ha ido tomando medidas: ha instalado un antivirus por defecto, una tienda de aplicaciones con programas más seguros (y de una cierta calidad), ha decidido que los usuarios de Windows 7 y Windows 8 se pasarán sin coste a Windows 10, y ahora les obliga a instalar parches de forma forzosa.

Su idea es que Windows se ha convertido en un “servicio”, ya no es un “producto”, y las nuevas características irán llegando poco a poco. Es decir, no habrá un Windows 11, ni packs de actualizaciones mayores, sino que las novedades se irán lanzando cuando estén terminadas. En el caso de los parches de seguridad imaginamos que se enviarán cuando haga falta, pero sería deseable que las otras actualizaciones no se realicen con excesiva frecuencia, porque a todos nos molesta un reinicio en medio de nuestro trabajo.

¿Podemos confiar en Microsoft?

Los creadores de Windows se han cubierto las espaldas con una condición en el contrato de Windows 10 que les da derecho a actualizar tu ordenador de forma forzosa sin preguntar antes. Pero todos sabemos que ocurrirán problemas. No es la primera vez que una actualización incluye fallos que dejan un equipo en mal estado. Es por esto que las empresas se libran del sistema. Además, ahora Microsoft podría eliminar cualquier característica de Windows que no quiera que usemos, un tipo de control muy peligroso.

Portátil con Windows 10

Ignoramos qué va a hacer con ese poder, pero es probable que lo use para detener la piratería de Windows. Pero, ya puestos… ¿por qué no para otros fines? Quizá las descargas P2P sean las próximas afectadas. No lo sabemos, sólo podemos decir con seguridad que la multinacional norteamericana se reserva un poderoso privilegio.

Lo que está claro es que Windows ahora resulta un poco menos personalizable, menos libre si cabe y más autoritario. Eso sí, encuentro evidente que para el usuario medio la pérdida de control va a suponer una mejora de seguridad que le valdrá la pena. A corto plazo, porque no sabemos las implicaciones de este movimiento a unos años vista.

Podría haber una solución intermedia

En mi opinión, podría existir una alternativa que proteja la seguridad de los usuarios comunes sin limitar a los que tienen más conocimientos, y que ofreciera una solución en caso de que una actualización provocara fallos o incompatibilidades en determinados equipos. Sería tan sencillo como añadir la posibilidad de limitar las actualizaciones en un menú oculto, que no sea sencillo de manejar, pero que se pueda recurrir a él en caso de necesidad.

El grueso de los usuarios seguirán recibiendo actualizaciones automáticas, pero podrían evitarlas: si una de ellas provoca un problema, el afectado se podría informar de cómo impedir la llegada del nuevo software y actuar. Lo mismo podrían hacer los usuarios más avanzados. Es posible que eso limitara la lucha de Microsoft contra la piratería, pero tampoco está claro que vaya a ganar esta batalla definitivamente con Windows 10.

Windows 10 en una Microsoft Surface

Así que me temo que Microsoft ha tomado una decisión bastante coherente. La seguridad y la libertad son objetivos enfrentados, y ahora mismo los usuarios de Windows necesitan seguridad y estabilidad para sus ordenadores más que nada. Windows 10 tiene pinta de que se convertirá en un gran sistema operativo, y puede que consiga que los ordenadores de millones de personas funcionen más rápido, resulten más fiables y se enfrenten a menos problemas de seguridad.

¿Qué opinas tú de este tema? ¿Crees que Windows 10 hace bien en obligar al usuario doméstico a actualizar aunque no quiera, o te parece que la decisión de Micosoft es prepotente e ilógica?

Archivado en Microsoft, Windows 10
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