Omar Jayyam, el gran genio de la Persia Medieval

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Omar Jayyam fue uno de los grandes sabios de la Persia Medieval. Astrónomo, matemático, filósofo y médico que consiguió escapar al olvido de los tiempos gracias a su maravillosa poesía.

Todas las civilizaciones tienen su particular Leonardo Da Vinci, uno o varios hombres que por su excepcionalidad transcienden épocas y culturas. En el caso de la Persia medieval esta figura estaría representada por el astrónomo, matemático, médico y poeta Omar Jayyam.

Omar ibn Ebrahim Jayyam nació en 1048 en Neishabur (Jocasán). Hijo de un humilde fabricante de jaimas con pocos estudios que, no obstante, supo captar la potencialidad de su hijo y a los seis años lo llevó a la escuela de Mowlaví Ghazí Muhammad, situada junto a la gran mezquita de la ciudad, donde el joven Omar se inició en literatura persa y árabe, matemáticas y teología. Su aprendizaje fue tan rápido que el propio Ghazí Mamad recomendó su traslado a la escuela del afamado matemático Abulhassan Anvarí, donde Jayyam aprendió astronomía y geometría y fue iniciado en otras materias como filosofía, mística y ética.

Estatua de Omar Jayyam

Estatua de Omar Jayyam en Laleh Park (Teherán), fuente: hhtp://wikipedia.org

Comenzó de esta manera una vida de estudio que le llevaría a recorrer lugares como Samarcanda, Balj, Rey… siempre a la búsqueda de nuevos conocimientos. Su fama se extendió de tal manera que llega a ser citado por otros autores y reconocido como un sabio en vida.

Escribió un libro sobre el teorema de Euclides, el Tratado de ciencias naturales, Tratado de la diferencia entre estaciones del año y zonas, Descripción de los problemas de música y un largo etcétera.

A consecuencia del fanatismo religioso de la época su poesía, actividad por la cual es más conocido y valorado en la actualidad y que le ha dado fama universal, tuvo que ser relegada a la clandestinidad por el propio autor, a fin de que no le condujera a un final trágico.

En sus Rubayat (reunidas tres siglos después de su muerte) Jayyam cantó con una sensibilidad difícilmente igualable al vino, la belleza, la amistad y la fugacidad de la vida en unos poemas breves y de estructura sencilla que, a día de hoy, todavía rezuman fuerza y verdad.

Como muestra os dejo un par de estos poemas extraídos de la traducción de Clara Janés y Ahmad Taherí para ver si despierta vuestro interés y decidís leer alguno más.

10

Hoy el mañana no está a tu alcance,

y locura es pensar en el mañana.

Del resto de la vida no sabemos el precio.

¡Lánzate a amar, no pierdas un instante!

47

Bebe vino que la vida eterna es ésta.

Tu cosecha de juventud es ésta.

En tiempos de vino y rosas y amigos ebrios

sé alegre un momento, que la vida es ésta.

Archivado en Literatura, Poesía
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