Todas las civilizaciones tienen su particular Leonardo Da Vinci, uno o varios hombres que por su excepcionalidad transcienden épocas y culturas. En el caso de la Persia medieval esta figura estarÃa representada por el astrónomo, matemático, médico y poeta Omar Jayyam.
Omar ibn Ebrahim Jayyam nació en 1048 en Neishabur (Jocasán). Hijo de un humilde fabricante de jaimas con pocos estudios que, no obstante, supo captar la potencialidad de su hijo y a los seis años lo llevó a la escuela de Mowlavà Ghazà Muhammad, situada junto a la gran mezquita de la ciudad, donde el joven Omar se inició en literatura persa y árabe, matemáticas y teologÃa. Su aprendizaje fue tan rápido que el propio Ghazà Mamad recomendó su traslado a la escuela del afamado matemático Abulhassan AnvarÃ, donde Jayyam aprendió astronomÃa y geometrÃa y fue iniciado en otras materias como filosofÃa, mÃstica y ética.
Comenzó de esta manera una vida de estudio que le llevarÃa a recorrer lugares como Samarcanda, Balj, Rey… siempre a la búsqueda de nuevos conocimientos. Su fama se extendió de tal manera que llega a ser citado por otros autores y reconocido como un sabio en vida.
Escribió un libro sobre el teorema de Euclides, el Tratado de ciencias naturales, Tratado de la diferencia entre estaciones del año y zonas, Descripción de los problemas de música y un largo etcétera.
A consecuencia del fanatismo religioso de la época su poesÃa, actividad por la cual es más conocido y valorado en la actualidad y que le ha dado fama universal, tuvo que ser relegada a la clandestinidad por el propio autor, a fin de que no le condujera a un final trágico.
En sus Rubayat (reunidas tres siglos después de su muerte) Jayyam cantó con una sensibilidad difÃcilmente igualable al vino, la belleza, la amistad y la fugacidad de la vida en unos poemas breves y de estructura sencilla que, a dÃa de hoy, todavÃa rezuman fuerza y verdad.
Como muestra os dejo un par de estos poemas extraÃdos de la traducción de Clara Janés y Ahmad Taherà para ver si despierta vuestro interés y decidÃs leer alguno más.
10
Hoy el mañana no está a tu alcance,
y locura es pensar en el mañana.
Del resto de la vida no sabemos el precio.
¡Lánzate a amar, no pierdas un instante!
47
Bebe vino que la vida eterna es ésta.
Tu cosecha de juventud es ésta.
En tiempos de vino y rosas y amigos ebrios
sé alegre un momento, que la vida es ésta.