La apuesta, de John Boyne

Habitualmente escribo sobre libros o escritores porque leer es la actividad a la que más tiempo de ocio dedico y la que más me llena. Además, suelo escribir sobre autores a los que admiro o sobre obras que por una u otra razón me han cautivado, pero hoy (quizá por los efectos del calor de los últimos días) me gustaría escribir sobre un libro que me ha decepcionado profundamente: La apuesta, de John Boyne.

Suelo rehuir los superventas, prefiero esperar a que los libros se asienten en el mercado, leer o escuchar las críticas de otros lectores y ver si el libro realmente merece la pena o no es más que un producto de marketing de la editorial de turno.

Con La apuesta no seguí mi comportamiento habitual. Vi el libro en la librería y me llamó la atención pues es poco común que un best-seller no llegue a las cien páginas. Pensé que era un libro diferente y me lo llevé para casa.

La apuesta, de John Boyne. Portada del libro. Fuente:http://huracanesenpapel.blogspot.com

Lo mantuve unos meses esperando, me dije: “es cortito, te lo lees en una tarde de playa”, y eso es lo que hice ayer. Me lo llevé a la playa y lo leí entre baño y baño.

La verdad es que no merece la pena el poco tiempo de lectura que hay que dedicarle: la historia es floja o muy floja, los personajes apenas están caracterizados y son tan planos como el encefalograma de Belén Esteban, carece de escenarios convincentes y los diálogos son infantiles y poco elaborados. La sencillez de la escritura (que podría considerarse un punto a favor del libro, facilitando su lectura) es excesiva y convierte la narración en insulsa y prácticamente vacía.

Jonh Boyne es mundialmente conocido por haber escrito El niño con el pijama de rayas (el cual admito no haber leído pero espero que sea algo mejor, pues lo tengo en mi lista de futuribles) y La apuesta fue escrito como parte de una iniciativa dedicada a promocionar una serie de lecturas rápidas y de esta manera fomentar el hábito de la lectura entre los adultos. Si de mí dependiera un libro como este nunca formaría parte de una iniciativa similar, pues lo único bueno que tiene es que al ser tan breve, su lectura no consume demasiado tiempo y la tortura termina en un par de horas.