Primeras impresiones de Warhammer 40,000: Space Marine

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Relic nos sorprende con un cambio de registro, abandonando momentáneamente la estrategia en tiempo real en favor de un juego de acción que no dejará indiferentes a los fans del universo Warhammer 40,000.

Space Marine Artwork

El universo en guerra perpetua creado por Games Workshop ha sido fuente de inspiración para una gran cantidad de títulos, entre los que destaca por derecho propio la saga de estrategia en tiempo real de Relic: Warhammer 40,000: Dawn of War. Y es precisamente esta desarrolladora, con un probado conocimiento sobre esta particular guerra santa del futuro, la que ha sido elegida para intentar dar una nueva dimensión al juego de mesa con un juego de acción en tercera persona.

En el juego nos pondremos en el lugar de Titus, capitán de los Ultramarines, enviado como avanzadilla a un Mundo Forja que está siendo atacado por una horda de orkos. Para ayudarle en su misión Titus contará con otros tres compañeros, llevados por la IA en el modo para un jugador pero que podrán ser controlados por nuestros amigos en un muy apetecible modo cooperativo.

Una vez tomamos el control del juego destaca el peso de nuestro personaje, lo que nos hará sentir como un verdadero guerrero astartes, capaz de eliminar enormes contingentes de enemigos tan solo con sus manos. A pesar de esta sensación de peso el juego y sus personajes se mueven rápido, sin que resulte en ningún momento tedioso desplazarnos por los mapeados, bastante detallados y bien diseñados. Pero es llegado el momento de la lucha cuando el juego destaca y entrega todo su potencial. Nuestra anterior sensación de poder se ve acrecentada en cuanto empezamos a usar el bólter para reventar las cabezas de nuestros enemigos y nos enzarzamos con los que han llegado a nuestra posición en una sangrienta batalla cuerpo a cuerpo con nuestra espada sierra.

Space Marine Screenshot

Y es que es en ese momento en el que nos damos cuenta de lo bien que ha conseguido el juego el balance entre juego de disparos y de batallas cuerpo a cuerpo, transmitiendo la misma sensación que cuando nuestras miniaturas han de abandonar la seguridad de sus bólters para defenderse de un escuadrón de orkos que cargan contra ellas. El cambio entre un modo y otro es fluido y rápido, lo haremos de forma intuitiva y, poco a poco, el juego nos va enseñando qué tipo de ataque o arma es mejor contra qué tipo de enemigo: no se nos ocurriría ir con nuestra espada sierra a atacar a un garrapato (unos bichos pequeños y ágiles que al morir explotan) del mismo modo que ni se nos pasa por la cabeza meternos en medio de un batallón de orkos a intentar lanzar tajos. A menos, claro está, que tengamos el contador de furia a tope. El contador de furia es un añadido al combate que nos hace virtualmente inmortales por unos momentos durante los cuales nuestra vida aumenta de manera automática y obtenemos notables mejoras en nuestro ataque: nuestros golpes serán más letales y rápidos mientras que si apuntamos a nuestros enemigos con nuestra arma de fuego el tiempo se parará por un momento, dándonos una ventaja vital.

En cuanto al sistema de daño del juego disponemos de dos barras: una indica nuestra salud, la otra nuestro escudo. El escudo se recarga automáticamente al no recibir daños en un rato, pero lo divertido viene cuando cargamos nuestra vida, pues (obviando el modo furia) la única manera de cargarla consiste en realizarle un fatality a un enemigo previamente aturdido, lo que da lugar a una escena en la que presenciamos su violenta muerte. Es una buena noticia comprobar que estas animaciones no son demasiado largas y además son bastante variadas, con lo que se hace difícil que se vuelvan demasido repetitivas según vamos jugando.

Space Marine Screnshot

Otra cosa que es muy importante resaltar para un juego de estas características es la ambientación, la estupenda ambientación que han conseguido, que pone de manifiesto de manera ejemplar el profundo conocimiento del universo 40K que ha adquirido el estudio desarrollador. Es inevitable esbozar una sonrisa cómplice la primera vez que oímos “a loz orkoz hablar con zu carazteríztico zezeo” o cuando vemos aparecer en pantalla elementos más propios del juego de mesa.

De todos modos no es oro todo lo que reluce y, a pesar de tener buena pinta, el juego ya presentaba en lo poco que hemos podido jugar diversos problemas que pueden hacer mermar la experiencia. En cuanto a gráficos, a pesar de rallar en un buen nivel y presentarse de manera fluída, presenta una iluminación bastante sosa, lo cual no podemos descartar que sea una cualidad del mundo que representan en la demo. Pero hay más, a lo largo de toda la demo hemos visto algunos fallos de script: diálogos antes de tiempo, frases que ya no tienen sentido, frases cortadas… Los problemas de cámara no han sido muy notables, pero se habría agradecido un manejo automático de la misma un poco más eficiente, o menos testimonial. Sobre su jugabilidad ya aclaramos que es muy divertido, pero personalmente he echado en falta una mecánica de coberturas que haría más satisfactorias las luchas con armas de fuego. Lo que sí que no he podido soportar ha sido el pésimo doblaje a nuestro idioma, completamente carente te vida, ritmo y energía.

En definitiva, nos hemos encontrado con un juego correcto, con una jugabilidad bien ideada a la que sólo tendrían que poner ante los desafíos adecuados para que brille con luz propia. Parece estar asegurado que los fans de Warhammer 40K están de enhorabuena pero falta conocer si el desarrollo del juego será lo suficientemente variado y su historia lo suficientemente atrayente y exogámica para que el resto de mortales podamos disfrutar con las aventuras de Titus. Lo sabremos cuando salga el juego, el 9 de Septiembre.

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