¿Y pero por qué os cuento esto? Pues principalmente porque el protagonista de Louie es un monologuista bastante peculiar y con un humor muy cáustico, pero también porque sus episodios son algo así como monólogos en imagen. No busquéis una trama unitaria en toda la serie, de hecho, ni siquiera la busquéis en los episodios, porque tan sólo son las cosas que le pasan a Louie, un tipo divorciado, gordo, calvo y muy pesimista (o realista, según se mire) que intenta adaptarse a un entorno que le es hostil. Nada más. Pero es que esas cosas son muy graciosas (y surrealistas).
A Louie siempre se la compara con Seinfeld, y lo cierto es que tienen muchos puntos en común (como por ejemplo las secuencias de monólogos entre escenas), pero su tipo de humor surrealista, corrosivo y antisistema la acerca mucho más a Curb Your Enthusiasm. Eso sí, Larry David no ha llegado nunca al nivel de brutalidad alcanzado por Louie, que no duda en hablar abiertamente y sin miramientos de política, religión, sexo o zoofilia. Y para muestra un botón.
Y por si esto no fuese suficiente, Louie se rodea de viejos conocidos suyos (y nuestros) como Pamela Adlon, que os sonará por su papel en Californication pero que coprotagonizó Lucky Louie, la primera aventura televisiva de Louie CK, o el showman Ricky Gervais, que interpreta a un doctor amigo que, como no podría ser de otra manera, convierte un chequeo rutinario en una auténtica pesadilla.
Está claro que no es para todos los públicos y que a todo el mundo no le gusta el humor incómodo (que aquí puede llegar a serlo mucho), pero sin duda Louie es una de las mejores comedias minoritarias de la actualidad. Y si os gusta Curb your Enthuriasm o It’s Always Sunny in Philadelphia, no lo dudéis y dadle una oportunidad. La tercera temporada se estrenará el próximo 28 de junio así que hay tiempo más que suficiente para que os pongáis al día. No os arrepentiréis.
