El mundo de los teléfonos inteligentes avanza a un ritmo cada vez mayor. Continuamente aparecen componentes más avanzados, y los fabricantes no dudan en integrarlos en sus aparatos, aunque a veces sean en realidad un reclamo de marketing y no un aporte útil. Pero lo cierto es que resulta muy complicado vender un terminal de gama alta si las características técnicas de las que hace gala no están al nivel de las del resto de competidores, por mucho que se ofrezca una experiencia satisfactoria gracias a un software perfectamente optimizado. Y esta situación es la que está viviendo en estos momentos Microsoft con Windows Phone 7.
Y es que el sistema operativo móvil de los chicos de Redmond sólo admite procesadores de un único núcleo, cuando los modelos con Android están dando el salto a los cuatro. La resolución de pantalla lleva congelada desde el primer día en 800×480, mientras que las plataformas tanto de Apple como de Google se decantan claramente por la alta densidad de píxeles. La RAM montada son 515 MB (y desde hace poco se pueden integrar sólo 256), pero en la gama alta de Android es frecuente que se incluya 1 GB. Parece evidente que, a nivel de hardware, Windows Phone 7 no está precisamente en la cresta de la ola.
Eso no quiere decir que la apuesta de Microsoft no sea una alternativa perfectamente válida, ni que no se pueda sacar mucho partido a componentes algo desfasados. Lo que está claro es que va a ser imposible vender uno de estos terminales como “tope de gama” a un cliente informado, y que los menores costes de fabricación deben verse reflejados en el precio final. Por lo tanto, la estrategia a seguir es obvia: Windows Phone 7 debe especializarse en terminales de gama media y baja, un segmento en el que puede lograr mucho éxito. Prueba de ello la tenemos en el buen recibimiento que ha tenido el Nokia Lumia 610 en el MWC 2012, un terminal asequible con muchas posibilidades de convertirse en un superventas.
La compañía de Steve Ballmer debe resignarse a esperar a luchar en la gama alta cuando una actualización de su sistema le permita emplear hardware más moderno. Mientras tanto, pienso que una excelente idea es trabajar para crearse buena fama entre el gran público lanzando smartphones con una elevada relación calidad-precio. Las ventas están aseguradas, sobre todo por el tirón de un fabricante tan prestigioso como Nokia, y este éxito comercial puede acabar dándoles el reconocimiento que su marca necesita. Quizá resulte duro para una multinacional de la importancia de Microsoft renunciar a pelear por el liderazgo del sector, pero es lo más inteligente que puede hacer en este momento.
¿Qué opinas tú sobre este tema? ¿Coincides conmigo en que los móviles con Windows Phone 7 deberían procurar moderar sus precios todo lo posible, o crees que son perfectamente capaces de enfrentarse con el iPhone o los terminales Android más punteros?
Sinceramente después de tener en mis manos un Lumia 900 tengo muchas ganas de probar Windows Phone a fondo. Es un sistema increíblemente rápido y muy diferente al resto.
No he tenido la oportunidad de probar Windows Phone pero, la verdad, todas las personas con las que he hablado que sí lo han probado están bastante, bastante contetas. Es curioso que Microsoft haya sabido aprovechar la oportunidad tras tantísimo tiempo con Windows Mobile, que era realmente horrible.