La serie Vértigo de DC se caracteriza por traer a la palestra historias que difieren bastante de la línea principal de la editorial. Suele decirse que están orientadas a un público “adulto”, pero no es una denominación acertada; es como admitir que el resto de cómics y el amplio mundo de los superhéroes está destinado a un público más inmaduro, una consideración que ya debería estar más que superada. Sería más correcto considerar que en Vértigo se reúen historias un tanto más alternativas, experimentales a veces, que intentan saltar las barreras de género y proponer temáticas poco utilizadas en el cómic, al menos el que tiene una difusión más global.
Todo esto podemos encontrarlo en una de las series más recientes (apareció en 2010, sí, pero en el mundo del cómic, por regla general, hablar de dos años es un tiempo muy breve) y con un éxito más fulgurante: The Unwritten. Creada por el guionista Mike Carey, que cuenta en su haber con dos obras tan tremendas como Hellblazer y Lucifer, y Peter Gross, que le acompañó en esta última, el comienzo de la historia nos muestra una idea que podría no ser tan descabellada en nuestra sociedad: ¿qué pasaría si la adoración de las masas hacia un libro o un personaje crease una especie de religión en torno a él?
Es lo que sucede con la saga de novelas de Tommy Taylor, a quien rápidamente identificamos con un trasunto del Harry Potter de nuestro mundo. Una obra de fantasía juvenil cuyo último libro está a punto de publicarse… y cuyo autor, Wilson Taylor, está desaparecido en extrañas circunstancias. Algo que contribuye a aumentar todavía más el misticismo y la leyenda en torno a la obra (para satisfacción de su editorial) y que supone todo un fastidio para el auténtico Tommy Taylor. El hijo del escritor sirvió de inspiración para crear al personaje y tiene el “deber” de acudir a las convenciones, responder a todas las preguntas de los fans y servir, en suma, como “reclamo publicitario” cada vez que se lanza una novela. Una tarea que no le resulta nada agradable, en primer lugar por la tensa relación que mantuvo con su padre, y en segundo lugar por el sinvivir que le supone.
Todo cambia en su vida el día en que es secuestrado por un tipo que afirma ser el antagonista del Tommy Taylor de las novelas, el conde Ambrose. Lo que parecía en un primer momento el fruto de la obsesión de un trastornado pronto se convertirá en algo más… Tommy, el real, descubrirá que quizás hay mucho más de ficción en su vida de lo que piensa. Y que es posible que no sólo haya fans trastornados empeñados en seguirle la pista… sino también una extraña organización en la sombra, que a lo largo de los siglos se ha valido de los escritores para dar forma al mundo según sus deseos.
Una de las ideas más interesantes de The Unwritten, más allá de la intriga, es la de la contraposición (o yuxtaposición) de la ficción y la realidad. ¿Hasta qué punto una historia no puede volverse real gracias al fervor de sus lectores? ¿Por qué pensamos que lo que nos rodea, lo tangible, debe ser la auténtica realidad… y aquello que está plasmado en un libro no puede serlo, a pesar de estar inscrito en un universo cerrado y con sus propias reglas?
The Unwritten, que en España acaba de sacar su quinto tomo, recoge estas incógnitas y otros de los muchos debates que a lo largo de los siglos se han planteado en el terreno de la literatura, en una historia en la que también hay lugar para la acción e incluso para el drama. En sus páginas, llenas de referencias, veremos moverse a Rudyard Kipling o a Oscar Wilde, entre otros muchos autores. Una apuesta muy recomendable y original, que sin duda es capaz de cerrar la boca a quienes opinan que el cómic y la literatura no pueden conciliarse.
