José Manuel Sánchez Ron, autor del libro que traemos hoy a Xombit, es catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, donde antes ejerció como profesor de Física Teórica. Entre sus obras más destacadas están: “Historia de la Física Cuántica”, “Marie Curie y su tiempo” o “El jardín de Newton”. El 19 de octubre de 2003 José Manuel Sánchez Ron ingresa como miembro de la Real Academia Española, ocupando el sillón G que anteriormente había correspondido al fallecido poeta José Hierro. En su discurso de ingreso, Sánchez Ron abogó por introducir la ciencia hasta en el último escondrijo de la sociedad, insistiendo en la necesidad de potenciar la labor investigadora en nuestro país, produciendo ciencia de primera línea.
Ya en el prólogo del libro, Sánchez Ron introduce una interesante reflexión del economista e historiador catalán Gabriel Tortella con la pregunta:
¿Quién tiene el poder en cuestiones científicas? La respuesta es clara: no los científicos. En los siglos XIX y XX la intervención estatal fue decisiva… El Estado, el poder político determinaba la evolución de la ciencia… No es la ciencia la que tiene el poder: es el Poder el que tiene a la ciencia.
Esta idea nos acompañará a lo largo de las casi mil páginas que componen este imponente viaje a través de la historia de la ciencia desde los tiempos de Napoleón hasta nuestros días.
Tengo que decir que he disfrutado muchísimo con la lectura de este libro, especialmente con los capítulos 8, titulado “La movilización de la ciencia en favor de la guerra”, y el capítulo 10, “La ciencia en la Alemania de Hitler”.
Dice Sánchez Ron:
La guerra siempre obliga a cambiar esquemas de comportamiento; valores y sistemas de organización se ven con frecuencia trastocados.
Y es que las necesidades impuestas por las contiendas, obligan a los gobiernos de las naciones afectadas, a solicitar los conocimientos de los científicos, a desarrollar nuevo armamento, instrumentos de comunicación, así como adecuar las instalaciones y material de sus ejércitos a las posibilidades ofrecidas por la ciencia y la tecnología,
Albert Einstein fue objetivo de los nazis, odiado por su nacionalidad judía, su pacifismo e internacionalismo. Einstein nunca volvió al país que le vio nacer, de hecho, unos meses antes de instalarse definitivamente en Princeton, en una entrevista publicada el 10 de marzo de 1932 en el diario New York World Telegraph, declaró:
Mientras tenga posibilidad de elección, viviré únicamente en un país en el que prevalezcan la libertad civil, la tolerancia y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Tales condiciones no existen en Alemania en la actualidad.
En resumen, “El poder de la ciencia”, es una magnífica obra de obligada lectura que analiza por un lado el poder de la ciencia para cambiar nuestras ideas sobre el mundo, y por otro lado nos presenta las difíciles y complejas relaciones entre la ciencia y los distintos poderes no científicos.
En la actualidad ¿Crees que la ciencia ha conseguido una posición más dominante frente a los poderes político, económico o militar?
Cuando termine “Fïsica de lo imposible” igual empiezo con este 🙂