Muerte de un viajante, de Arthur Miller

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A lo largo de la historia pocas obras han tenido el reconocimiento y éxito que tuvo desde el momento de su estreno Muerte de un viajante. Con un tono de marcada crítica social Arthur Miller nos regala una pieza llena de ingenio, simbolismo y buen hacer literario. Una obra maestra que consagró a su autor como uno de los grandes dramaturgos del siglo XX.

Estrenada en 1949 Muerte de un viajante supuso la consagración definitiva como autor teatral del norteamericano Arthur Miller.

Con un tratamiento temporal magistral (más propio del cine o la novela que del teatro), Arthur Miller nos introduce en la vida de un hombre cualquiera, un viajante próximo a la edad de jubilación que siente que su vida ha ido de fracaso en fracaso y de derrota en derrota.

Toda la obra está envuelta en un marco de ensoñación y evocación del pasado el cual explica y, a la vez, provoca los acontecimientos presentes.

Más allá de lo que ocurre al viajante Willy Loman y su familia (su mujer y sus dos hijos), la obra es una excusa perfecta para criticar el tan cacareado sueño americano. Una crítica feroz al capitalismo que manipula, utiliza y acaba por hundir al individuo.

Repasando esta obra nos damos cuenta de lo vigente que se encuentra a día de hoy: un hombre al borde la jubilación con hipoteca y miles de letras pendientes (la lavadora, el coche…), dos hijos adultos que han tenido que regresar al hogar familiar ante la imposibilidad de ganarse la vida por su cuenta, un sistema empresarial al que no le importan las circunstancias de las personas y sólo mira el beneficio…

Arthur Miller muerte de un viajante

Aparte de la crítica a la sociedad capitalista (marco común de gran parte de las obras de Miller), Muerte de un viajante explora ampliamente las interacciones humanas tratando temas como las relaciones de pareja, la relación paterno-filial y la educación de los hijos o la amistad.

Los personajes se construyen perfectamente a través de sus diálogos y acciones, creando un vínculo de entendimiento total con el lector (o el espectador) que es capaz de intuir por qué cada personaje es cómo es y, más difícil aún, permite predecir con bastante exactitud sus actos futuros y pasados.

No he tenido la suerte de asistir a ninguna representación de esta obra, sólo he podido disfrutarla a través de la lectura e imagino que ganará bastante sobre las tablas de un teatro. Para mí es uno de esos libros imprescindibles que aseguran nuevas revelaciones cada vez que se releen. No os lo perdáis.

Archivado en Literatura, Teatro
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