Isaac Asimov ha sido uno de los autores más prolíficos y originales del siglo XX. De su desbordante imaginación y su enorme capacidad de trabajo surgió una obra que abarca desde la ciencia ficción a la divulgación científica, estimándose su producción total en más de 400 libros.
Como es comprensible una obra tan extensa ha de tener altibajos y, si bien muchas de sus novelas son consideradas obras maestras de la literatura de ciencia ficción otras son, simplemente, prescindibles.
De entre toda su enorme producción literaria yo destacaría con especial énfasis sus relatos cortos. Con una extensión media de unas quince o veinte páginas son, en su mayoría, envolventes y lúcidos. La temática, para nada homogénea, abarca campos tan dispares como los viajes interestelares, la humanidad de los robots o el más puro estilo policíaco, pero todos ellos se articulan alrededor de un nexo común: la desbordante imaginación del autor y su capacidad para encontrar los finales más sorprendentes a sus historias.
De todos los relatos cortos de Asimov mi favorito ha sido siempre La última pregunta. Centrado en Multivac (el ordenador que el escritor ideó para dar respuesta a todos los problemas humanos y ayudarles a gobernarse a sí mismos) recorre una posible historia de la humanidad desde el año 2061 hasta más allá del fin de los días del Universo, un salto sin red hasta un momento situado mucho después de la existencia del último humano en el cual la conciencia de las máquinas y la de los humanos se hayan fusionado en un único ente.
Con un estilo propio de Asimov caracterizado por omitir todo lo prescindible y huir siempre de grandes artilugios literarios se nos va conduciendo poco a poco desde el siglo XXI hasta el final de los finales.
Para todos aquellos que no conozcáis la historia sólo puedo decir una cosa: no os la perdáis, el final es más que sorprendente.