De entre los poetas vivos, el nombre de Leonard Cohen sea quizá el que más admiración y respeto provoca a día de hoy tanto por la calidad de obra como por su extensión y la enorme variedad de formatos que aborda (pues, a pesar de ser conocido principalmente como cantautor, su faceta de novelista y poeta son inseparables de su figura).
La influencia de la música de Cohen en la cultura popular es tan grande que ha sido versionado en innumerables ocasiones e idiomas y ha llegado a recibir el Premio Príncipe de Asturias de la Cultura
En Memorias de un mujeriego (poemario publicado por primera vez en 1978) se nos presentan todos los elementos que han contribuido a crear el mito de un escritor superdotado y único: la experiencia del amor y la amistad, la belleza, la capacidad de reflexión profunda sobre el pasado, sobre lo que pudo ser y no fue, sobre lo que vendrá…
Con un estilo sumamente personal e inconfundible, el poeta canadiense nos muestra su forma de ver el mundo. A través de sus ojos observamos toda la grandeza del mundo, pero también las miserias, la angustia, la incertidumbre y el miedo.
A través de un lenguaje sumamente fluido y constante y de una lírica que tiende a la complejidad, las imágenes van golpeándonos por dentro, haciéndonos ver y vivir lo que el autor quiere que veamos y vivamos. Cohen parece encontrar siempre la palabra adecuada para provocar en el lector la emoción que pretende y esa es, sin duda, una de sus principales virtudes.
La lectura de este libro no es sencilla (como no suele serlo casi nunca la lectura de un libro de poesía), pero las porciones de vida y realidad que contiene, la belleza de muchos de sus versos, la fuerza de sus imágenes y, en definitiva, el buen hacer de Leonard Cohen lo convierten en un libro apto para aquellos días en que queremos tener una experiencia trascendental.
