Dentro de la literatura norteamericana de la segunda mitad del siglo XX el nombre de Patricia Highsmith ocupa un lugar destacado gracias a sus novelas de suspense psicológico, un género que esta escritora cultivó con maestría y originalidad.
Su primer gran éxito literario vino apadrinado por el mismísimo Alfred Hitchcock que, con la adaptación cinematográfica en 1950 de Extraños en un tren, catapultó a la autora a la primera línea editorial y la convirtió en una escritora de referencia.
Tras el enorme éxito de su primera novela Highsmith crearía su personaje más recordado: Tom Ripley, un buscavidas capaz de hacer cualquier cosa para sobrevivir que protagonizó cinco novelas y fue llevado al cine en numerosas ocasiones a través de actores de la talla de Alain Delon, Matt Damon o John Malkovich.
La obra de Patricia Highsmith centra su temática en torno a la culpa, la mentira y el crimen. Sus personajes suelen estar cerca de la psicopatía y se mueven en la frontera entre el bien y el mal, están construidos con minuciosidad y las caracterizaciones son tan precisas y están tan trabajadas que el lector puede llegar a comprenderlos perfectamente y, en ocasiones, justificar su comportamiento por censurable que este sea.
El reconocimiento de público y crítica a la obra de Highsmith contrasta con una vida privada problemática marcada por el alcoholismo y llena de rupturas sentimentales. En cierta medida Patricia Highsmith era una especie de escritora ermitaña que se sentía cómoda en el silencio de su casa y con la única compañía de sus gatos.
Su producción literaria consta de más de 30 novelas, ocho libros de relatos y numerosos ensayos (alguno de ellos sobre aquello que mejor sabía hacer: escribir relatos de suspense) por lo que si queréis pasar tardes inolvidables de lectura adictiva en las que el suspense os obligará a seguir leyendo más y más no deberíais tener más problema que seleccionar por qué obra comenzar. Seguro que no os decepcionará.