En abril, lluvias mil. Mil y una, para ser exactos. Este año se ha cumplido el refrán. No ha parado de llover, ha sido una condena. El juez supremo no quiere que nos quedemos atontados mirando al cielo, teme que nos salgan alas, así que firmó su fallo anual. Mil no son suficientes, una lluvia más. Y sucederá de noche. Pero el encargado de ejecutar la sentencia encontró un vacío legal. Fue una lluvia, sí. Pero una lluvia de estrellas. Menos conocida que las Perseidas, aunque mucho más brillante: Las Líridas.
¿Por qué se producen las Líridas? El causante de este fenómeno es la estela de partículas que deja a su paso el cometa Thatcher. Me explico. Este tubo meteórico, o tubo de residuos, está fijo en el sistema solar. Y como tú y yo sabemos, la Tierra gira alrededor del Sol de forma constante, así que cada año lo atravesamos en las mismas fechas. Entre el 16 y el 25 de abril.
Son milimétricas partículas de polvo, que forman como un aro, y que son atraídas por la gravedad terrestre. Al entrar en contacto con nuestra atmósfera, su velocidad es asombrosa: 175.000 Km/h (49 Km/s). El “Thatcher” no nos echa mucho de menos, sólo necesita vernos cada 415 años. Y de paso, recarga la zona de polvo estelar. Es nuestro proveedor. Somos una estación sin parada en su órbita elíptica. Es uno de los eventos astronómicos más antiguos de los que hay constancia. Al parecer, ya veían esta lluvia en el año 687 a.C. Otro dato más para no sentirnos especiales.
No hay que ser un gran observador para fijarse que los meteoros dejan marcas de su trayectoria en el cielo, lo que se conoce como trazas persistentes. Estelas de humos que pueden verse durante varios minutos. Pero lo más llamativo es verlos explotar.
Antonio Pérez Verde, miembro de la Red Española para la Divulgación de la Astronomía (REDA):
Los meteoroides, que así se llaman estas partículas, se calientan de tal forma que entran en ignición, pulverizándose poco a poco y produciendo el fenómeno lumínico llamado meteoro. Si algún fragmento de meteoroide logra impactar contra nuestro planeta, se hablaría entonces de meteorito.
Estas estrellas fugaces tienen su origen en el polvo que dejó el cometa Thatcher y son más brillantes que otras lluvias de meteoros por la composición que tenía en su cola.
Al año siguiente, otras partículas que estaban más lejos se vuelven a sentir atraídas por la gravedad y se van acercando, hasta caer también a través de la atmósfera.
La THZ (tasa horaria zenital), es el número máximo calculado de meteoros que un observador ideal podría ver bajo un cielo perfectamente claro y con el radiante ubicado directamente en el zenit. Wikipedia dixit. Suele variar entre 14 y 23 meteoros por hora. Una lluvia moderada. Pero algunos años se han observado estallidos que han elevado esta tasa a cifras muy superiores, como las ocurridas en 1803, 1922 y 1982 ¡Con máximos de más de 100! ¡O 200! ¡Auténticas tormentas! Las Líridas son muy caprichosas. Las Líridas.
Así lo escribió un periodista de Richmond, Virginia, en 1803:
Estrellas Fugaces. Este fenómeno eléctrico fue observado la mañana del pasado miércoles en Richmond y sus cercanías, de un modo que alarmó a muchos, y dejo atónitos a todos los que lo presenciaron. Desde la una hasta las tres de la mañana, los brillantes meteoros parecían caer de todo punto en los cielos, y con tal frecuencia que hacía pensar en una lluvia de fuegos pirotécnicos.
Este cometa fue descubierto el 5 de abril de 1861 por el astrónomo A.E. Thatcher de Nueva York. Desde entonces, no nos ha visitado. Qué desagradecido. En aquel tiempo contaba con una magnitud de 7,5 y se encontraba en dirección a la constelación de Draco. Fue descrito como:
Una nebulosa sin cola de 2 minutos de arco de diámetro, con una condensación central.
El gráfico de aquí abajo, muestra el radiante desde donde suelen aparecer las Líridas. El radiante está situado entre las constelaciones de Hércules y la Lira. Aquella que colocó un águila por orden de Zeus. Si miras al cielo, basta con encontrar la estrella Vega, la segunda más brillante del hemisferio Norte. Como curiosidad, te diré que Jodie Foster, en la película “Contact”, recibió desde aquí la señal extraterrestre. Esto sí que es científico, ¿eh? Te doy otro dato interesante. Para los indios Hopi, es “el ojo de Dios”. Y al contrario que los vascos, que no conocemos nuestro origen, ellos saben de buena tinta que provienen de allí.
Al punto desde donde parecen proceder los meteoros desde nuestra perspectiva se le llama radiante.
El pasado 21 de abril, la lluvia de meteoros de las Líridas 2012 alcanzó su punto máximo en los cielos de la Tierra. Este año, el hecho de que la lluvia de estrellas coincidiese con la luna nueva, motivó a que la NASA pusiera en marcha un experimento de fotografía 3D de meteoros. Mientras las cámaras “all-sky” de la NASA filmaron este acontecimiento mirando hacia el cielo, el astronauta Don Pettit a bordo de la Estación Espacial Internacional hizo lo mismo, pero desde otra perspectiva más inaccesible, desde un punto, que siento decirlo, nunca visitarás. Observando nuestra atmósfera, a 400 kilómetros de la superficie de la Tierra.
Ya me dejo de rollos, puedes ver el video publicado por la NASA en su página web, una composición de 316 fotogramas fijos tomados durante la noche de aquella jornada. Aunque suene cursi… precioso.
Yuri Gagarin dijo en órbita:
Yo no veo ningún Dios aquí arriba.
El juez supremo está escondido. Nadie le hace caso. O está dormido, y estos son sus sueños…
¡Espectacular!