Estas últimas semanas se habla mucho de romanticismo; y de pornografía. Tranquilo, no te asustes, me refiero al superventas “50 sombras de Grey”. Pero no hace tantos años, los creadores no tenían que recurrir al escándalo, ni a la provocación, ni al morbo, ni a colmillos afilados, para que triunfara una pequeña historia de sentimientos.
Un ejemplo de esto fue “Antes del amanecer”, que nos cautivó por su frescura y su sencillez. Contaba con un guion muy bien escrito, sin pedantería, que presuponía inteligencia en el público. ¡A la cárcel! Unos diálogos originales y ocurrentes, que te deslizaban por el relato como si te hubieses sentado en la cinta transportadora de los aeropuertos junto al guionista, llevándote de la mano a conocer las personalidades de Jesse y Celine, mostrándote entusiasmado, la indudable química que había entre los dos actores. Fue premiada en Berlín con el Oso de Plata al mejor director. Richard Linklater. El creador de todo esto.
Un chico norteamericano de turismo por Europa, que acaba de romper con su novia, y una estudiante francesa, que se dirige a casa para visitar a su abuela, rendidos a las sonrisas inesperadas, dos extraños en un tren, que congenian en el tiempo muerto que les concede su viaje de Budapest a París. No es un flechazo lanzado por el inefable Cupido, no hay fuegos artificiales ni corazones rosas flotando alrededor, es algo más natural y más frecuente. ¿No has sentido nunca una conexión instantánea con alguien que hace un minuto no existía en tu vida? Muchos de nosotros reconocemos esa sensación, esa sorprendente complicidad, que colorea el blanco y negro. Unas escaleras hacia el cielo.
Empiezan a charlar, y en un abrir y cerrar de ojos, el mundo se para. Bueno, se bajan. Del mundo y del tren. Ha sucedido “algo” y no están dispuestos a quedarse con la duda el resto de sus días. Qué habría pasado si…
Deciden recorrer juntos la capital de Austria. Un encantador paseo por Viena, gastando palabras. Él regresa a los Estados Unidos al día siguiente, la coartada perfecta para abrirse sin miedo, para sincerarse. Una noche imborrable, y una promesa final.
“Antes del atardecer” reanudó la historia de Jesse y Celine. Años más tarde, se rencuentran en París, Jesse está presentando una novela y Celine acude a la “cita” en la librería. Otra vez juntos, vagando por una ciudad, irresistiblemente atraídos… ya no son los tiernos jovencitos rellenos de ilusiones de la primera vez, han triunfado, y sobrellevan el peso de madurez sobre sus hombros… ¿Las tormentas que han visto caer las hojas del calendario, han sepultado aquella noche vienesa? El castillo de las apariencias es de arena, y no tardarán en destapar su auténtica realidad; los sueños incumplidos y las frustraciones. C´est la vie. Jesse tiene programado un vuelo para volver a su país, el destino de la pareja es más que evidente: esclavos del reloj. Los dos actores protagonistas participaron en este guion, y fue nominado al Oscar en el año 2005.
Ethan Hawke y Julie Delpy rodarán otra secuela este verano. Rematarán una extraña trilogía. El director será nuevamente Richard Linklater, los culpables de las dos películas anteriores al completo. Una ley no escrita los reúne cada 9 años, y ya tocaba.
Los tres tenemos sensaciones parecidas y estamos preparados para revisitar a estos personajes.
Estamos preparando la continuación, y va a ser muy divertido. La rodaremos este verano.
Tengo que mantener el secreto. El mayor cambio entre esta película y la anterior es Internet, pero he jurado no decir nada más. La primera vez que nos reunimos, no teníamos presión, y a nadie le importaba una mierda.
¿Te apetece ver cómo termina esta historia? ¿Eres partidario de las secuelas? ¿Consideras que deberían haber esperado a ser unos entrañables viejecitos, para rodar “Antes del anochecer”? ¿Cómo crees que influirá Internet en su relación?
Cine independiente americano, un clásico de culto, que esperemos no estropeen. Admiro a quienes ven con claridad y nunca cruzan, la delgada línea que separa lo romántico de lo cursi. No hay rosa sin espinas.