Lo intentaron con The Hard Times of R. J. Berger, y después con la fallida e innecesaria adaptación de la magnífica Skins, pero su suerte cambió el año pasado con la adaptación de la mítica Teen Wolf y con la ácida comedia adolescente Awkward. Sus últimos estrenos, Death Valley y la indie (y muy recomendable) I Just Want My Pants Back, no acabaron de funcionar así que para su próxima serie apuestan por lo seguro y vuelven a echar mano de una historia fácilmente adaptable y, sobre todo, tan archiconocida por el gran público como Scream, pero sobre todo por el público joven, su target principal.
Con grandes dosis de humor autoreferencial y mala leche, Scream (la original) recogía los principios que definen el género (un asesino peculiar, una sufrida heroína que tiene que ver como sus amigos, guapísimos todos, van muriendo uno a uno…) y les daba la vuelta hasta el punto de conseguir que los propios personajes debatiesen sobre su incierto futuro como la haría un espectador. El film de Wes Craven y Kevin Williamson consiguió revitalizar en los noventa el género de cine slasher, que andaba de capa caída tras reinar durante las décadas de los setenta y ochenta, y volvió a llevar a las salas de cine a un público joven ávido de sangre.
Tony DiSanto y Liz Gateley, ambos antiguos ejecutivos de MTV, se están encargado a través de su productora DiGa de desarrollar el proyecto, y aunque todavía no se sabe si Craven y Williamson se involucrarán de alguna manera, lo que si sabemos es que ya están buscando a un guionista para que se encargue de escribir el guión del piloto. Está claro que al proyecto le queda muchísimo camino por recorrer pero, a priori, me parece que la mezcla de humor y terror puede dar muchísimo juego. Yo al menos les doy el beneficio de la duda.
