Supongo que, como buenos geeks, estaréis al tanto de la principal noticia tecnológica de la semana pasada: Samsung ha sido condenada a pagar a los creadores del iPhone y el iPad más de mil millones de dólares de indemnización por infringir sus patentes. Dicho de forma clara, Apple piensa que los coreanos les han copiado, y la justicia le ha dado la razón. Algunos consideran que estamos ante una victoria de los innovadores, pero yo opino que esta decisión dañará el nivel de competencia del sector y será negativa tanto para empresas como consumidores, dando a los chicos de Cupertino un poder excesivo.
Vaya por delante que no creo que sea lícita la imitación por parte de los smartphones de la saga Galaxy del aspecto externo, el estilo visual de la interfaz y las proporciones del iPhone. Samsung se ha aprovechado del trabajo de Apple en ese campo, y merece un castigo, que no me atrevo a valorar si ha sido demasiado severo o no. Y es que los diseñadores de la marca tenían muchas alternativas, y cometieron un plagio deliberado, acercando el aspecto de Android al de iOS mucho más allá de lo necesario para ofrecer una buena experiencia de usuario, y además copiaron externamente los dispositivos.
Pero otras patentes que se han incumplido resultan mucho más preocupantes: conceptos como pellizcar para ampliar una foto, tocar en una web para acercarla o el efecto de rebote al llegar al final de una lista. Ideas que puede que primero salieran de la mente de un empleado de Tim Cook, pero que son tan importantes, tan lógicas y tan genéricas que cualquier dispositivo móvil debería hacer uso de ellas. Con esta sentencia, muchos fabricantes se amedrentarán y se verán obligados a implementar interfaces de usuario mediocres por culpa de posibles problemas legales.
En definitiva, opino que estamos ante un caso preocupante. Para mí resulta obvio que, cuando una empresa crea un nuevo producto revolucionario (como es el caso) debe aceptar con deportividad que otras marcas van a seguir sus pasos. Es un mecanismo normal, que permite que la industria tecnológica avance, y que da más opciones a los consumidores, al tiempo que logra que los precios se mantengan lo más bajos posible. Por desgracia, el sistema de patentes estadounidense parece no estar pensado para favorecer la innovación, sino para generar innumerables litigios que no hacen más que representar un coste innecesario para la compañías del sector.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que Apple tiene derecho a que se respete su propiedad intelectual, o consideras que Samsung no es tan culpable como nos quieren hacer creer, y no merecía esta sentencia tan dura?