La relación de Eduardo Barreiros con el mundo de la automoción comienza casi desde el inicio de su vida cuando su padre adquiere un viejo autobús y comienza a explotar una línea en la provincia de Orense mostrando desde muy joven una gran habilidad para reparar motores con piezas que recoge de los desguaces.
Su espíritu emprendedor le lleva al mundo de la construcción donde realiza numerosas obras públicas en tiempo récord gracias a maquinaria que él mismo idea, recicla y construye, aportando a su empresa unos recursos con los que sus competidores no pueden ni siquiera soñar.
Si inquietud innata le lleva a investigar a fondo los motores diesel e idea la forma de transformar motores de gasolina (mucho más baratos que los de gasoil) para soportar las presiones y exigencias que el ciclo diesel impone a la mecánica. Patenta su invento y comienza a transformar motores principalmente para el sector del transporte. Su empresa funciona tan bien que se plantea comenzar a construir vehículos completos y comienza a producir camiones para diferentes ejércitos.
La simplicidad de sus vehículos unida a su enorme resistencia hacen resonar el nombre de Barreiros en medio mundo y The New York Times incluye a Eduardo entre los seis industriales más importantes de Europa en 1964.
Con mayor o menor fortuna, Eduardo Barreiros no dejó nunca de innovar, inventar e iniciar nuevas aventuras empresariales suponiendo un grandísimo ejemplo de cómo el tesón y el trabajo duro conducen al éxito.
Cabe destacar que sus mayores éxitos coincidieron con la grave crisis que asoló España durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX, suponiendo su vida una inspiración que nos puede ayudar a superar la delicada situación en que nos encontramos ahora.
Yo había oído hablar del mítico motor diese Barreiros, pero no conocí la historia de este hombre hasta que descubrí el documental Barreiros motor humano, un magnífico recorrido por la vida de este hombre singular que no deberíais dejar de ver.