Después de la keynote de ayer, todo el mundo (o casi todo el mundo) no hace más que aclamar lo fantástica que fue la presentación y lo buenísimos que son los productos de nos mostraron los chicos de Cupertino. Comparto esa opinión en casi todos los aspectos, como en la renovación de los ordenadores, que la considero muy adecuada y necesaria, pero me parece que se equivocan con el nuevo enfoque que le están dando a los dispositivos iOS.
Si recordamos la Apple de hace unos años, la que aún tenía a Steve a la cabeza en plenas condiciones, nos tenían acostumbrados a un calendario de presentaciones bastante cerrado. Raro era el anuncio de una nueva presentación, aunque si acontecía, como ocurrió en su momento con el anuncio del iPad, sorprendía a todos. Hemos llegado a un punto en el que se empieza a hablar de presentaciones futuras con muchos meses de antelación a través de unos simples rumores. Rumores que, finalmente acaban haciéndose realidad, como vimos con la presentación de ayer. ¿Quién iba a pensar que tan solo unas pocas semanas después de la presentación de su buque insignia, el iPhone 5, iban a volver a hacer una presentación para renovar casi todo el catálogo de productos? Pues mira por dónde, ahí la tenemos. Una presentación completa con renovaciones por todos lados.
Además de que, por muy increíble que nos pareciera a todos la presentación, conocíamos todos y cada una de los productos que se iban a actualizar. Sabíamos todos los detalles del iPad Mini, que tendríamos un MacBook Pro Retina de 13 pulgadas y hasta se dijo que podría renovarse la gama iMac. Incluso la del iPad de cuarta generación, lo menos inesperado de la tarde, se rumoreaba ya un par de días antes. ¿De qué sirven todo el secretismo y ese hermetismo que siempre ha rodeado a Apple si conocemos qué nos van a presentar con varias semanas (o meses) de antelación? ¿Dónde quedó esa magia que había en el ambiente en el momento en que Steve Jobs subía al escenario? Ese misterio, esa intriga por conocer con qué nos podrían sorprender entonces, ¿dónde está?
Es verdad que Apple ha cambiado, que gracias a iOS se ha convertido en una de las mayores empresas del mundo tecnológico. Que cada año su modelo de iPhone y iPad arrasan en ventas y que son referencia a nivel mundial. No lo dudo, y de hecho, me alegro muchísimo, ya que soy un gran partidario de la filosofía Apple, pero no de la Apple de hoy, sino de la de antaño, de la de innovar por innovar y no por superar al contrario, de la que no le importaban las ventas tanto como crear un fuerte ecosistema, esa misma Apple que no adaptaba una tecnología hasta que estaba completamente segura de que era viable para su filosofía.
Pero esa Apple quedó atrás. Ya se notaba en los últimos años de Jobs y más se nota ahora que él no está. No le veo el sentido a modificar una generación de iPad tan solo siete meses después para ponerle un nuevo conector y sustituir un procesador que ya era lo suficientemente potente, no veo que se preocupen por los compradores de un iPad de tercera generación con este movimiento. Sí entiendo el hecho de sacar una versión de iPad de tamaño más reducido para competir contra la competencia, pero no de este modo, no con todo el interior de un iPad 2, no sin gráficos Retina, no con ese acabado de pantalla, ni con ese marco. ¿Para qué? ¿Para sacar una nueva versión dentro de medio año? Me gustaría entender a qué punto de obsolescencia hemos llegado como para que Apple pretenda que cambiemos todos nuestros dispositivos ya no cada año, sino cada siete u ocho meses. Por lo visto la Apple que hoy conocemos se preocupa más por el dinero y por sus ventas que por crear dispositivos verdaderamente buenos y por contentar a sus clientes. No me malinterpreteis, soy completamente fan de todo el ecosistema que han creado los de la manzana durante los últimos años, pero sinceramente, creo que esto con Steve no pasaba. Que esta no es la Apple que yo conocía.
Chapeau! No creo que haya una mejor manera de explicar cómo acabé ayer tras seguir la Keynote (aparte del punto de rabia que recorría mi cuerpo).
Sublime el artículo 🙂
Yo creo que Jobs era un genio en muchos aspectos, pero también creo que el dinero era DETERMINANTE