La frontera entre la bonhomía y la imbecilidad es un despeñadero que te coge por sorpresa, y da un vértigo que te vuelve loco, como un petardo en el tímpano. Anoche leí un artículo que me tiene negro y no se me va de la cabeza. Hace diez años que se produjo la tragedia del Prestige y es ahora cuando ha comenzado el esperado juicio para depurar responsabilidades. Ejem. Qué vas a decir…
Yo no soy un experto en el tema, y sin embargo, podría añadir más de un nombre a la lista de acusados. Lo sé, lo sé, no soy el único, tú también podrías. Es el precio que hay que pagar por tener ojos, oídos y alguna neurona rebelde, sensata e independiente. Pero no, la noticia que me tiene acongojado o algo que suena parecido, no es esa.
Hagamos memoria un segundo, que no duele. El célebre petrolero liberó unos hilillos de plastilina que por arte de magia o del maligno, se transformaron en decenas de miles de toneladas de fuel. Las costas de Galicia, sobre todo, se vistieron de luto, pero también las de otras comunidades autónomas. Un desastre ecológico colosal. Playas, rocas, flora y fauna marina… 1600 kilómetros arrasados por la marea negra, cubiertos con chapapote. ¡Maldita palabreja! No hay problema que cien años dure… bueno, dicen los expertos que serán 200, pero, ¿qué son dos siglos en la historia de este sufrido planeta?
La respuesta del pueblo fue extraordinaria, inversamente proporcional a la de las instituciones políticas y administraciones públicas. Voluntarios de toda España, incluso algunos procedentes de otros países, acudieron al lugar del crimen al día siguiente, se arremangaron. Había que limpiar y ellos no tenían las manos sucias. Retiraron miles de toneladas de restos de petróleo arrojándolas a camiones que se perdían en la niebla. ¿En la niebla? ¿Dónde acabaron esos restos del Prestige? ¿Dónde está ahora el chapapote gallego? ¿Se han tratado de forma adecuada esos residuos?
La organización ecologista Adega (Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia):
Es un asunto oscuro aún sin resolver que nuevamente muestra la dejadez de las administraciones, que incluso podrían estar incurriendo en ilegalidades. Los datos oficiales y las informaciones de prensa sobre el destino de estos desechos fueron por veces contradictorios e incompletos, no aclaran determinados aspectos del proceso.
Asegura que, de las 90.000 toneladas recogidas, unas 10.000 aún no se han tratado adecuadamente. Los residuos se encuentran almacenados de forma ilegal desde hace siete años en una balsa del Centro de Tratamiento de Residuos Industriales de Galicia (Sogarisa), en el polígono industrial del concello de As Somozas, situado a unos 30 kilómetros de Ferrol. Fuel y plásticos mezclados con piedras y arena, que deben separarse para convertirlo en combustible y material de construcción. Después de someterse a un complejo proceso técnico, claro. Muy complejo, supongo. Claro.
Los responsables de la planta aseguran que todavía no se han tratado por falta de fondos. Tremendo. Hacen falta tres millones de euros. Cálmate, no te dejes llevar por la tempestad, las paredes de la balsa se han recubierto de una clase de neopreno especial que hace imposible cualquier escape, porque, además, está sellada. ¿Convencido? Ahora lee con atención. La normativa de residuos y suelos contaminados obliga a tratar estos desechos en un plazo máximo de 6 meses. Los del Prestige llevan diez años. Parpadea, puedes cerrar los ojos.
La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados dice en su artículo 20:
Con carácter general los gestores de residuos están obligados a: Mantener los residuos almacenados en las condiciones que fije su autorización. La duración del almacenamiento de los residuos no peligrosos será inferior a dos años cuando se destinen a valorización y a un año cuando se destinen a eliminación. En el caso de los residuos peligrosos, en ambos supuestos, la duración máxima será de seis meses; en supuestos excepcionales, el órgano competente de las Comunidades Autónomas donde se lleve a cabo dicho almacenamiento, por causas debidamente justificadas y siempre que se garantice la protección de la salud humana y el medio ambiente, podrá modificar este plazo. Durante su almacenamiento los residuos peligrosos deberán estar envasados y etiquetados con arreglo a las normas internacionales y comunitarias vigentes. Los plazos mencionados empezarán a computar desde que se inicie el depósito de residuos en el lugar de almacenamiento.
Adega entiende que:
No pueden aceptarse causas técnicas, pues eso ya se resolvió antes del tratamiento de las 80.000 toneladas anteriores, por lo que Sogarisa debe estar obligada a no aceptar los desechos si no puede tratarlos, o a transferirlos dentro del plazo máximo de almacenamiento a otro gestor autorizado. En caso contrario, una vez aceptados, incluso si no hay quien pague, estaría obligada a tratarlos.
Me parecen peticiones y denuncias tan juiciosas que es asombroso que deban hacerse. Según los cálculos de la organización ecologista, el 91% de los plásticos y el fuel acabó en una escombrera. 24 millones de euros malgastados, no sirvieron para resolver el problema medioambiental de los residuos. Mejor ser avestruz.
¿Qué opinas? ¿Incompetencia política? ¿Dejadez? ¿Ilegalidades?
Espero con los residuos generados por el Prestige sirvan para otra cosa, como combustible para coches o para barcos o incluso para algún bio-combustible que no genere tanta contaminación