Esta historia arranca en 1963, año en el que Teller, el afamado mago estadounidense del dúo Penn & Teller cursaba sus estudios de secundaria. Durante una clase, su profesor favorito, el Sr. Rosenbaum, un hombre bromista y mago aficionado leyó una historia muy poco conocida llamada “Enoch Soames”, obra escrita por el escritor y caricaturista británico Max Beerbohm en el año 1916.
En la historia de Beerbohm se narra la vida de un escritor frustrado y mediocre llamado Enoch Soames que vivió en 1890. Se trataba de una persona vanidosa y con aspiraciones de ser alguien importante. Durante un paseo a Soames se le apareció el Diablo, el cual le propuso transportarlo mágicamente al futuro para que así pudiese ir a la biblioteca más famosa del mundo y leer las reseñas históricas que encontraría sobre su vida y obra. Soames, convencido de que en el futuro sus obras serían muy conocidas y él sería un escritor de renombre aceptó de inmediato el trato, sin importarle que la principal condición puesta por el demonio fuese apoderarse de su alma.
Siguiendo con la narración, después de que Soames cerrara el trato con el Diablo, fue transportado inmediatamente a la Biblioteca del Museo Británico de Londres en el futuro, precisamente al día 3 de junio de 1997 a las 2:10 de la tarde. Pero para su desdicha, la única referencia a su nombre que existe entre los catálogos de la biblioteca se refiere a un personaje ficticio protagonista de un cuento corto escrito por Max Beerbohm en el año 1916.
En esta parte de la historia es donde entra en juego Teller, que recordaba perfectamente la historia narrada por su profesor allá por el año 1963. El día 3 de junio de 1997, el mago se presentó en la Biblioteca del Museo Británico media hora antes de las 2:10 de la tarde. En un principio dudaba de que pudiera ejecutar el truco de magia con éxito pues no sabía cuántas personas habrían podido leer la historia y aún menos cuántas de ellas podrían tener la curiosidad como para estar presentes el día y la hora precisa en que Soames aparecía en la biblioteca según la obra de Max Beerbohm.
Por increíble que parezca, Teller que hacía que paseaba por la biblioteca y entablaba conversaciones con los allí presentes, comprobó que había al menos doce personas que se habían presentado en la biblioteca para averiguar si lo que narraba la historia se haría realidad. Entre ellas una mujer que había viajado desde California, EEUU llamada Sally para estar ahí y un madrileño que apenas hablaba inglés pero que creía que la historia se haría realidad. El mago supo en ese momento que su truco funcionaría.
Exactamente a las 2:10 de la tarde, un hombre con vestimenta típica de finales del siglo XIX, incluyendo una capa impermeable de la época idéntica a la que narraba la historia hizo acto de presencia frente al escritorio del bibliotecario y pidió ver los catálogos e índices de los libros. Durante un tiempo estuvo ojeando varios de ellos (la foto que ilustra este artículo es de ese preciso instante) y después con paso lento y calmado se dirigió directamente al estante donde se encontraba el libro de Max Beerbohm y que narraba la historia de Enoch Soames. El extraño hombre cogió el libro, lo abrió y con una expresión de desilusión y pena lo cerró mientras sacudía la cabeza, luego se marchó esfumándose por completo entre las estanterías.
Las doce personas que conocían la historia y se habían desplazado a la biblioteca se quedaron estupefactas. Sally, la mujer californiana, emocionada le dijo a Teller, que seguía allí como un espectador más, que “tuve que contener mis lágrimas cuando lo vi aparecer”, éste simplemente le sonrió.
Lo que jamás les dijo Teller a los allí presentes es que durante varios meses estuvo buscando un actor que físicamente se pareciese a la descripción que en la historia se hacía de Soames. Tampoco les dijo que durante semanas buscó en decenas de tiendas de antigüedades y de disfraces una capa impermeable del mismo color que la que Beerbohm describe en el libro. Por supuesto, tampoco les explicó que había ido con un amigo a la biblioteca para que le ayudara a esconder al actor entre los estantes de libros para que apareciese y desapareciese mágicamente como si viniese de la nada. En definitiva, el truco de Teller había funcionado y quizás hoy en día, alguno de los presentes allí piensen que lo que vieron fue totalmente real.
Si queréis leer la narración hecha por el propio Teller de cómo ideó, preparó y llevó a cabo su truco de magia, os dejo con el texto publicado en The Atlantic (en inglés).
Cuento corto | Enoch Soames (En español)
Interesante ,gracias-Goloviarte
Muchas gracias Goloviarte, un honor que nos leas.
Saludos!
Esto me recuerda a la leyenda del Cronolander, muy interesante, gracias.