Los zombies existen, aunque no son como los imaginabamos

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Gracias al éxito de la serie norteamericana The Walking Dead se ha puesto nuevamente de moda todo lo referente a la temática zombie. Este año incluso tendremos en nuestros cines, ¿la esperada?, World War Z protagonizada por un Brad Pitt que va a correr y mucho delante de una horda de zombies. Pero, ¿es posible que algún virus o bacteria pueda algún día llegar a convertirnos en muertos vivientes? ¿Qué tal si os digo que los zombies ya existen? Eso sí, no son como los imaginábamos.

Ilustración de un grupo de zombies en Nueva York Probablemente desde la fiebre por los zombies allá por el año 1982 cuando Michael Jackson asombró a todos con su videoclip y disco Thriller, estos no habían gozado de tanto hype. Sin embargo, tras el rotundo éxito de la serie de televisión The Walking Dead, los muertos vivientes vuelven a estar de moda. Probablemente, debido a lo que vemos precisamente en cine y televisión nos hemos hecho una idea de cómo debería de ser un zombie, seres erráticos y en estado de descomposición que caminan sin rumbo fijo en busca de carne fresca, pero ¿y si os digo que existen parásitos capaces de convertir a seres vivos en zombies cómo os quedáis? Pues sí amigos, los zombies existen y están entre nosotros.

En la naturaleza encontramos algunos ejemplos de parásitos o bacterias que pueden llegar a manipular el comportamiento de su portador para lograr, de esta forma, cumplir sus metas reproductivas, haciéndolo perder el control de sus movimientos y voluntad.

Más de la mitad de la vida en nuestro planeta es de tipo parasitaria, sin embargo, son poco comunes los casos en los que un parásito puede llegar a tomar el control del cuerpo de su huésped, siendo estos casos muy extremos ya que la mayoría sólo producen enfermedades, como la malaria o el dengue en humanos, o simples mordeduras y picaduras de algún insecto que puedan resultar muy molestas.

Todo organismo vivo tiene sus propios parásitos, algunos pueden vivir en el cerebro o en los tejidos musculares de su portador, pero pocos son los que han evolucionado tanto como para ser capaces de realizar este macabro truco de la naturaleza que es manipular el comportamiento del huésped, llevándolos incluso a realizar acciones tan extrañas como el suicidio.

Uno de estos ejemplos lo podemos encontrar en Brasil y Tailandia, donde actualmente habitan un grupo de hongos llamados ophiocordyceps que liberan unas esporas que atacan la piel de las hormigas carpinteras. Estas esporas tras unas doce horas de incubación toman el control del cuerpo de las hormigas obligándolas a abandonar su nido mientras tienen comportamientos compulsivos, momento en el cual comienzan a caminar de forma errática por todo el bosque durante horas para finalmente terminar colgándose de cabeza en la parte inferior de una hoja donde tendrá una muerte lenta que durará unas seis horas. El hongo entonces la mantendrá colgada de la hoja incluso después de muerta hasta que del cadáver broten más hongos que emitirán nuevamente esporas para infectar a más hormigas. En el siguiente vídeo podéis ver el proceso:

Sin embargo, no se trata de un suceso nuevo, esto ya sucedía hace 48 millones de año en Alemania, cuando por las condiciones climáticas de la Tierra hacía reverdecer un bosque subtropical en aquel territorio. Así que podemos decir que los zombies ya existían en la naturaleza desde hacía mucho tiempo antes de que Hollywood o los cómics comenzasen a ganar dinero con historias de muertos vivientes.

Eso sí, estos hongos no son el único ejemplo de parásitos capaces de manipular el comportamiento de un ser vivo. Los gusanos gordianos, comúnmente llamados gusanos de crin de caballo, son capaces de vivir en el interior del cuerpo de los grillos durante mucho tiempo causando cambios en las enzimas cerebrales del insecto para que este crea estar muy sediento. El grillo, para calmar esa supuesta sed enseguida busca un charco de agua donde lo que encontrará es su muerte por ahogamiento. Será entonces el momento en el que el gusano aprovechará para salir a aparearse con otros miembros de su especie. A continuación os dejo el vídeo del suicidio de un grillo y cómo posteriormente el gusano aprovecha para salir:

Otro de los animales que pueden llegar a mostrar comportamientos autodestructivos al ser invadidas por algún parásito son las ratas. El toxoplasma es una especie de protozoo parasitario que hace que las ratas pierdan el miedo a los gatos y no corran cuando uno de ellos intenta atraparlas, de esta forma el parásito logra anidar en el cuerpo del felino, en principio, su portador objetivo para reproducirse. Sin embargo, nosotros los seres humanos no somos inmunes a la influencia del comportamiento de este parásito y actualmente se están llevando a cabo estudios para saber si puede llegar a afectar el comportamiento de una persona.

La mayoría de las personas afectadas por el toxoplasma no llega a presentar nunca síntomas ya que nuestro sistema inmunitario evita que el parásito desarrolle la enfermedad que se conoce como toxoplasmosis. Sin embargo, puede causar problemas sobre todo en dos casos, por un lado en mujeres embarazadas donde el parásito puede alojarse en el embrión causando cegueras o discapacidad mental; y por otro lado, en personas con sistemas inmunitarios comprometidos, como son los enfermos de SIDA y pacientes de quimioterapia. Por este hecho, no se aconseja a este tipo de pacientes mantener contactos con gatos domésticos ni callejeros.

Archivado en Bacterias, Insectos, Naturaleza, Parásitos, Zombies
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