No cabe duda de que la ciencia resulta clave para el avance de la Humanidad, incluso aquellas investigaciones cuya utilidad inmediata no está clara, pero que sientan las bases para avances posteriores. El máximo exponente de esto es el LHC, un gigantesco acelerador de partículas que pertenece al CERN y está situado cerca de Ginebra. Esta cara y complicada máquina ha sufrido numerosos problemas técnicos y retrasos (algo inherente a su enorme complejidad), pero también ha ofrecido resultados científicos de una importancia de primer nivel, por lo que su futuro resulta clave para el avance de la Física en los próximos años.
Hoy sabemos que el Gran Colisionador de Hadrones suspenderá sus experimentos durante dos años, ya que tiene que ser sometido a una revisión. Actualmente trabaja a poco más de la mitad de la energía que debería, y será necesario renovar una serie de módulos para conseguir que alcance los 14 teraelectronvoltios para los que fue diseñado. Se trata de un tema crucial, puesto que las altas energías resultan decisivas para desentrañar los secretos de las partículas subatómicas. Si todo sale bien y el mantenimiento no se retrasa, en el año 2015 está previsto que la herramienta pueda funcionar a pleno rendimiento.
La verdad es que la vida del LHC ha estado marcada por los contratiempos, pero los descubrimientos que ha realizado tal vez sienten las bases de tecnologías que no alcanzamos ni a imaginar. La Física es una ciencia que a muchos les parece árida, pero con profunda influencia en nuestro día a día, por lo que cualquier trabajo en este campo debe considerarse valioso. Sólo esperamos que el gran colisionador de partículas europeo salga cuanto antes de su fase de revisión, y quede preparado para seguir ampliando los límites del saber humano durante muchos años.
¿Qué opinas de esta noticia? ¿Consideras que todos estos imprevistos resultan lógicos cuando estamos ante un proyecto tan complejo, o empiezas a pensar que en el CERN no está cumpliendo como debería con su trabajo?