¿Qué tienen en común Franco, Dalí, Hitler, Mao Zedong, Mohamed Ali y Juan Pablo II? Todos fueron afectados por el trastorno neurodegenerativo conocido como Párkinson, una enfermedad cuyos síntomas son el temblor, lentitud de movimientos, inestabilidad postural y la rigidez creciente de los músculos. Sus causas son desconocidas, aunque se han encontrado algunos casos en los que la genética parece haber jugado un papel importante. Los estudios no permiten extraer vinculaciones fuertes para hablar de manera más clara de las causas.
No obstante, se sabe que traumatismos, drogodependencias y el abuso de los medicamentos puede inducir la enfermedad de Párkinson. Esto es debido a que se pueden generar lesiones en los ganglios basales, que son una acumulación de cuerpos de células nerviosas que se hallan cerca de la base del cerebro. Esta área es la encargada de la coordinación de diferentes grupos musculares, de aquí los signos visibles del padecimiento. Predisposición genética, factores ambientales, oxidación celular, radicales libres, entre otros elementos, se toman como posibles causas, aunque, como hemos dicho, no se han podido establecer de manera contundente. Lo único seguro es que no se trata de una enfermedad contagiosa.
Algunos de los signos más visibles son las importantes alteraciones en la marcha, la tendencia a arrastrar los pies y a bracear menos. Los episodios frecuentes de pérdida de equilibrio, la pérdida de expresión facial y el temblor característico son otras de las manifestaciones claras de la presencia de Párkinson. Aunque también son habituales episodios de estreñimiento, exceso de sudoración y producción de saliva. Sin duda un trastorno que impacta de manera importante en la calidad de vida de la persona y que merece la atención de la sociedad entera.
Lamentablemente no hay un tratamiento que cure por completo y de manera cien por ciento segura la enfermedad. Dentro de los tratamientos sintomáticos están el uso de levodopa (para reponer los niveles de dopamina), el uso de anticolinérgicos (para aliviar la rigidez, el temblor y reducir la producción de saliva) y también el antivírico Amantadina. El tratamiento quirúrgico es una opción que requiere de una selección adecuada de los pacientes, de manera que el número de casos tratables por esta vía resulta limitado. Se trata de un mal que todavía requiere de mucha investigación para lograr avances decisivos para la salud de los afectados.
Hoy le dedicamos el día a recordar que quien padece esta enfermedad se enfrenta a un desafío día a día. Las dificultades motrices no son cosa de juego: un parálisis repentino puede tener consecuencias nefastas. En España son 150 mil los pacientes con Párkinson, pero se estima que esta cifra podría aumentar hasta triplicarse en los próximos años. Nadie tiene la vida comprada, por lo que es mejor hacer conciencia y, si os es posible, apoyar a las asociaciones y federaciones dedicadas a apoyar a los pacientes que sufren de esta enfermedad. Si queréis más información podéis acudir al excelente sitio de la Federación Española de Párkinson. Hoy por ti mañana por mi. No hay enfermedad que no encuentre en la solidaridad de todos un buen tratamiento o, al menos, una sonrisa para motivar a quien la sufre a seguir adelante.