Lo normal es que si descargamos una aplicación en la App Store de iOS, en la Tienda de Windows Phone o en el Google Play de Android tengamos la tranquilidad de que es un producto de cierta calidad y que ofrezca seguridad. En los dos primeros casos es así, porque el software remitido pasa un estricto control antes de publicarse, pero los chicos de Mountain View permiten que los desarrolladores suban sus programas sin ningún tipo de control, lo que acaba por provocar problemas. Google Play es famoso por albergar cantidades preocupantes de malware, y el caso que hoy nos ocupa no va a hacer más que generar más preocupaciones.
En este caso se trata de una aplicación gratuita para jugar al Monopoly (no oficial) que en el momento de descargarla pedía permisos para enviar SMS y para modificar el volumen del dispositivo. Algo verdaderamente sospechoso, pero que no todo el mundo se paraba a valorar. El caso es que la app mandaba mensajes premium que implicaban un sobrecoste importante, y además intentaba retrasar que el usuario detectase su comportamiento al poner el teléfono en silencio para que no escuchara las confirmaciones del envío de esos mensajes. Una estafa en toda regla, que puede hacer que las facturas de los afectados crezcan de manera exponencial.
La reacción de la multinacional del buscador ha sido expulsar la aplicación del repositorio oficial, pero nada se ha dicho de que los clientes vayan a recuperar los importes perdidos, ni de que se vaya a mejorar la seguridad de la tienda. Google ya implantó un sistema para detectar software maligno, tanto de la tienda como externo, pero parece que no está funcionando todo lo bien que debería. Esperemos que empiecen a ejercer más control sobre Google Play (en el buen sentido) y no tengamos que lamentar de nuevo situaciones de este tipo.
¿Qué opinas de este asunto? ¿Crees que resulta inaceptable una estafa de este tipo, o consideras que es uno de los riesgos inherentes a la libertad?
