Microsoft, Facebook, Twitter, Apple, Google… Las grandes empresas tecnológicas estadounidenses están en el punto de mira de todo el mundo, y mucho más de los gobiernos de Europa y del resto del planeta. Y es que se ha desvelado el proyecto PRISM, en el que estas compañías colaboraban con las agencias de inteligencia de su nación para espiar sistemáticamente todo tipo de comunicaciones. Aquellos que temían que un futuro en la nube fuera inseguro, y en el que todos nuestros movimientos estuvieran vigilados, han pasado de ser paranoicos a auténticos adelantados a su tiempo. Y este escándalo está comenzando a tener sus implicaciones prácticas en todo el mundo.
Pues bien, ahora nos enteramos de que se ha decidido que en el sector público sueco queda prohibido el uso de las Google App, en concreto cualquier tipo de producto en la nube del gigante de Mountain View, incluyendo aplicaciones tan populares como su Calendar, Gmail o Drive. Todo un varapalo que los funcionarios del país justifican en que la compañía puede tener acceso a los datos de los usuarios y que eso no es compatible con la protección de datos que rige en el país. El informe incluso incluye ejemplos de cómo el contrato del servicio no protege la privacidad, y esta medida podría afectar al sector educativo tras el público.
Además, se habla de que Noruega podría tomar una decisión similar en breve, y de que otros países de la zona están sopesando también actuar. Lo cierto es que toda la Unión Europea debería estar preocupada por la injerencia en su soberanía que implica que buena parte de su información acabe siendo utilizada incorrectamente por las empresas que la guardan. Esperemos que se empiecen a tomar medidas contundentes, y que aparezcan otros servicios alternativos que cumplan con las leyes de protección de datos de los gobiernos comunitarios.
¿Cómo ves la reacción de Suecia? ¿Exagerada, o por completo adecuada?
