Seguramente todos hemos estudiado que los virus no se tienen por una forma de vida. La visión tradicional los considera pequeños parásitos que apenas contienen los genes necesarios para infectar a otras células y garantizar su supervivencia, pues no pueden reproducirse por sí mismos, ni tienen un verdadero metabolismo, aunque sí evolucionan. Sin embargo, el hecho de que dispongan de ADN los emparenta en cierta manera con la vida. Pero las clasificaciones nunca son tan sencillas, porque hace diez años se descubrieron los primeros virus gigantes (los mimivirus), de tamaño comparable al de algunas bacterias, y con una riqueza genómica sin precedentes, con cerca de 1000 genes.
Pues bien, Jean-Michel Claverie y Chantal Abergel, biólogos de la Universidad de Aix-Marseille, han descubierto los llamados pandoravirus, que incluso marcan diferencias con otros virus gigantes. Los localizaron en lugares tan distantes como las costas australianas y chilenas, doblan en tamaño a cualquier virus conocido, y disponen de la enorme cantidad de 2.500 genes, de los cuales 2.300 son completamente nuevos. Estas peculiaridades los hacen completamente distintos a cualquier otro organismo, y más parecidos a algún tipo de bacteria parasitaria que a lo que se suele entender por un virus. El descubrimiento parece aclarar que los virus gigantes son más frecuentes de lo esperado.
Pero también levanta un debate sobre la clasificación de la vida, puesto que hay grandes diferencias entre uno de los pandoravirus recién descubiertos y uno tradicional. La biología tiene la visión a día de hoy de que los virus están en una zona difícil de determinar entre la inanimado y lo vivo, pero este descubrimiento puede hacer que empiece a verse el tema de otra manera. Sin duda, estos seres, por tamaño y, sobre todo, por su complejidad genómica, están un paso más cerca de una célula, aunque les falten características propias de estas, como la pared celular o la capacidad para fabricar proteínas. Un tema complicado, del que la ciencia tendrá mucho que discutir para llegar a nuevas clasificaciones.
¿Qué opinas del descubrimiento? ¿Interesante y curioso, o irrelevante para las personas que no se dedican a la ciencia?
Imagen | NIAID