No cabe duda de que estudiar el comportamiento de los consumidores resulta clave para realizar estrategias de ventas exitosas. Pero eso puede suponer violar su privacidad, un tema respecto al que recientemente nos hemos llevado un disgusto al conocerse el escándalo de espionaje de PRISM. La tecnología facilita tenernos vigilados y controlados, y en este caso un producto tan popular como los smartphone permiten que se realice un perfil extremadamente completo de nuestra experiencia en las tiendas. Un tema recientemente desvelado por The New York Times y que ha generado una enorme polémica, aunque por ahora sólo afecta a determinadas superficies comerciales de los Estados Unidos.
Y es que cuando entramos en determinadas tiendas (que no existen en España) con el Wi-Fi del móvil encendido, se registra su dirección MAC, que identifica al aparato. Gracias a eso sabrán cuánto tiempo estamos en la tienda, si somos un cliente habitual, qué secciones visitamos y lo que nos detenemos en cada una… Eso, combinado con los datos de las cámaras instaladas, permiten conocer también nuestro sexo, edad aproximada y origen étnico. Incluso hay algunos sistemas que intentan reconocer en nuestra cara el estado de ánimo en el que nos encontramos.
La información recogida es de gran utilidad para las cadenas, pero sin duda se trata de una invasión en nuestra privacidad. Las tiendas responsables aseguran que se respeta en todo momento el anonimato del consumidor, y que este sistema resulta ideal para ofrecer a sus clientes ofertas perfectamente ajustadas a sus intereses. En mi opinión, se trata de una práctica más que dudosa, que debería erradicarse, si no es por acuerdo del sector minorista, por las leyes protección de datos estadounidenses. Esperemos que esta iniciativa no llegue nunca a nuestro país, porque creo que es incorrecta moralmente y sienta un peligroso precedente.
¿Qué opinas de este tema? ¿Consideras que estamos ante un escándalo mayúsculo, o ante un práctica comercial legítima?
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