En la plataforma de Google, la fragmentación resulta un gran problema, y no hablamos de que un desarrollador no sepa qué versión de Android emplear como referencia para sus aplicaciones, sino de algo que afecta directamente al consumidor. Ya que un producto con iOS tiene aseguradas las actualizaciones, al igual que pasa normalmente con Windows Phone. Pero en el caso del sistema operativo del robot verde, no resulta nada extraño que un smartphone o tablet ya salga al mercado con una versión obsoleta, y en demasiados casos los fabricantes no realizan actualizaciones, o si lo hacen es tarde y como mucho una.
Por eso es bueno revisar cómo van los porcentajes de las versiones de Android, en este caso con los datos de los dispositivos conectados a Google Play la última semana de mayo y la primera de julio. El 37,9% de los dispositivos usa Jelly Bean, por lo que es ya mayoritaria (aunque sólo el 5,6% emplea Android 4.2, la última edición, el resto Android 4.1). Android Gingerbread 2.3 tiene un 34,1% de cuota, algo preocupante considerando que ya tiene dos años y medio de antigüedad. Android Ice Cream Sandwich 4.0 se queda con un 25,6% del total, y las demás versiones presentan porcentajes poco significativos, puesto que sólo pueden ir montadas en terminales bastante antiguos.
Sinceramente, no veo que esta noticia se pueda considerar excesivamente positiva. Android Jelly Bean es la versión más empleada porque nos dejamos llevar por ansias consumistas y renovamos cada poco tiempo el terminal, y las demás van perdiendo cuota por teléfonos que se “jubilan”. Pero que una versión tan antigua como Android Gingerbread siga siendo la segunda más empleada demuestra que las actualizaciones no llegan a los terminales, y que muchos usuarios acaban con un software obsoleto en un aparato que soportaría uno más nuevo. En definitiva, Google sigue sin resolver el problema de la fragmentación.
¿Qué opinas de esta noticia? ¿La ves positiva, o la interpretas negativamente como yo?
Pienso que aquí el problema es que no todos los dispositivos cuentan con la misma capacidad (eso es evidente), pero si nos ponemos a pensar “¿Qué pasaría si todos los dispositivos fuesen como los iPhone?” O sea, que contaran con la misma capacidad y el mismo sistema… Pues la verdad no todos podrían optar por un smartphone, como lo hacen en estos tiempos. La variabilidad de teléfonos inteligente en esta época, es indispensable para los de bajos recursos; eso es algo evidente. En fin… Creo que hay que ponerse en los “zapatos” de Google, y pensar un poco en que, las versiones más avanzadas de Android, como lo es Jelly Bean, sería poco satisfactorio de “correr” en un terminal de gama baja, por los laggs y todo lo que conlleva esto. Saludos desde Costa Rica.
lo que pasa es que de parte de Google y los fabricantes, no existe una clara intención de optimizar el software. Claro esta que rooms como la de cyanogen, ha podido cerrar muchas vocas, inclusive de fabricantes que se niegan a actualizar sus dispositivos, un ejemplo es cm10.1 que tiene un soporte para mas de 40 dispositivos, mas que la cantidad actual de dispositivos actualizados a Android 4.2.2. y no solo eso, si no que corren perfecto y sin laggs!