Antes de intentar convencerte de lo interesante que resulta Windows 8.1 y enumerar las razones por las que no deberías esperar a su distribución oficial, es mi deber recordar lo obvio: se trata de un software sin terminar, puede tener fallos graves y provocar la pérdida de datos (pero, independientemente de este tema, ya deberíamos tener una copia de seguridad por si nuestro disco duro se estropea). Así que no puedo negar que hay riesgos, pero ante mi experiencia positiva con el sistema y la falta de bugs generalizados conocidos, paso a enumerar las razones por las que deberías probar la actualización:
– Mejor multitarea: poder tener abiertas tres o incluso cuatro aplicaciones Modern UI al mismo tiempo resulta una bendición, es mucho más cómodo y mejora la productividad. En mi opinión, el motivo clave para dar el paso.
– Lista de aplicaciones: ahora podremos deslizar hacia abajo en la pantalla de Inicio para ver todas las aplicaciones en una lista compacta, ordenada según diversos criterios, lo que facilita localizar aquellas que necesitas.
– Pantalla de desbloqueo potenciada: la podrás usar como un marco de fotos digital con acceso a tus imágenes en la nube, y será interactiva, pues permitirá sacar una foto o atender una llamada sin necesidad de desbloquear previamente tu dispositivo.
– Pantalla de Inicio mejorada: ahora tenemos dos tamaños más de iconos, un más pequeño y otro más grande, nuevos fondos dinámicos, posibilidad de usar la misma imagen del escritorio tradicional y más facilidad para cambiar la personalización.
– Ajustes versión Modern UI: antes era necesario acceder al escritorio tradicional para modificar muchas configuraciones del PC, ahora la mayoría de los más usados están en la versión Modern UI, aunque no todos, por supuesto.
– Iniciar directamente al escritorio tradicional: una opción muy solicitada ya se puede utilizar con gran facilidad si te interesa. También ha vuelto el botón Inicio pero, de la forma descafeinada en la que lo ha hecho, creo que no vale la pena considerarlo una ventaja.
– La instalación resulta muy sencilla: migrar de Windows 8 a Windows 8.1 es un poco lento, pero sencillo y cómodo. Pero, ¡atención!, cuando cambiemos a la versión definitiva del software tendremos que reinstalar todas nuestras aplicaciones, algo que no les pasará a los que no prueben la beta.
Hasta aquí llegan las razones que considero más relevantes. Si te he convencido, ya estás tardando en descargar la preview y ponerla en tu ordenador. Eso sí, ten en cuenta que no la podrás desinstalar, por lo que valora bien si crees que las ventajas compensan los “riesgos”. Mi consejo es ser valiente (siempre con copia de seguridad de por medio) y empezar a disfrutar desde ahora mismo de las novedades de la actualización, que seguramente no llegará al gran público hasta cerca de finales de año.
disculpa si compre windows 8 pro se actualizara a esta versión ?? o tendré que comprarla aparte ?
¡Por supuesto! Si quieres puedes probar la preview, si no alrededor de octubre te llegará la actualización oficial a Windows 8.1 sin ningún coste.
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