Seguramente estemos hartos de oír siempre lo mismo, la culpa es de los ciudadanos por compartir archivos de forma ilegal o la culpa es de las grandes empresas por poner precios tan altos. Bien, yo os digo que la culpa no es de ninguno y que la solución sería poner a disposición de los consumidores el contenido de forma más cómoda, tómese ejemplo de Netflix.
¿Qué tal si tomamos ejemplo de nuestros países vecinos?, concretamente de Finlandia. El país de Papá Noel ha decidido preguntar a sus ciudadanos qué leyes les gustaría introducir. Una de estas propuestas, relativa al copyright, ha conseguido pasar los trámites y se debatirá en el Parlamento. Desde luego algo bastante difícil de conseguir en España, donde Wert y compañía nos intentan introducir métodos de hace dos generaciones disfrazados de métodos contemporáneos.
En Finlandia, los ciudadanos han decidido cada parte de la ley mediante votos y de esta forma se les ha tenido en cuenta de principio a fin, es decir, una democracia en toda regla. Estas son las partes más destacadas de la nueva Ley de Copyright:
- Reduce las sanciones por infracción de derechos de autor.
- Aumenta el uso justo.
- Prohíbe las claúsulas abusivas en los contratos de grabación.
- Facilita que los usuarios realicen copias de los artículos que ya tienen.
- Despenaliza el uso compartido de archivos.
Sí, orgasmos nos da de solo oír las bondades que ofrece esta ley tanto para los consumidores finales como para los creadores de contenido –artistas, autores…–. La nueva ley no solo protege los derechos del autor, sino que permite a los ciudadanos compartir y realizar copias de sus archivos siempre que sea en el rango establecido.
Una ley bien hecha en toda regla, una ley que apoya a las dos partes y que ha sido elegida por los ciudadanos y no impuesta por el gobierno y las multinacionales –que a fin de cuenta son las que controlan todo el negocio–. Ahora queda que la ley se apruebe en el Parlamento, aunque no debe tener problemas para aprobarse, pues los políticos tienen la presión tanto de los ciudadanos como de las empresas –ya que a fin de cuentas las dos partes quieren que se apruebe la ley–.
¿Qué, veremos esto en España algún día?, seguid soñando
