Los videoconsolas normales son capaces de ejecutar juegos ya terminados, pero si tienes uno a medio hacer y quieres ver cómo va tu trabajo, necesitas una consola debug. Una máquina muy cara, que puede representar una inversión que eche atrás a ciertos desarrolladores aficionados. Pues bien, esto no ocurrirá con la nueva Xbox One, porque Microsoft dará a cada unidad capacidades para el desarrollo, algo que puede ayudarla a reconciliarse con los indies, un sector que ha criticado en muchas ocasiones las políticas de la multinacional, demasiado rígidas y exigentes para los pequeños estudios, y que ahora se reconsiderarán.
Por ejemplo, quieren que publicar un juego sea un proceso que no tarde más de 14 días en lo que se refiere a procesos de revisión, y que actualizarlo no tenga coste. Además, y aunque no se trata de un anuncio oficial, se abre la puerta a poder probar software no certificado, como por ejemplo betas, pero no sería un contenido que se distribuyera por el mismo canal que un juego tradicional. Por supuesto, parte de la gracia es que los indies ya no necesitarían una editora, podrán hacer su trabajo y subirlo a la tienda oficial sin interferencias externas.
Nuestra visión es que cada persona puede ser un creador.
El anuncio realizado por el ejecutivo Marc Whitten hace hincapié en que todo lo que se está prometiendo y especulando no estaría disponible para el día del lanzamiento, ni tampoco se da la información por definitiva. A finales de agosto se celebrará en Alemania la feria de videojuegos Gamescom, y allí es donde podremos obtener mas datos. Por lo de ahora, la idea parece interesante y positiva, una nueva muestra del cambio de mentalidad de Microsoft y de que la Xbox One puede esconder todavía ases bajo la manga que justifiquen un precio más elevado que PlayStation 4
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