No cabe duda de que la seguridad informática no se trata de más que de un espejismo: nunca sabemos cuando nuestro software mostrará una vulnerabilidad que ponga a disposición pública datos privados. El escándalo PRISM reveló el espionaje sistemático y sin garantías judiciales que Estados Unidos ejecuta sobre todas las comunicaciones que puede, incluso sobre las de líderes de países aliados. Sin embargo, no tiene el control total sobre este tema, como hoy prueba que distintas administraciones gubernamentales hayan sido víctimas de ataques en los que se consiguieron extraer datos de distinta importancia.
De acuerdo a Reuters, una circular del FBI admite que el grupo Anonymous lleva desde diciembre del año pasado accediendo a equipos del Departamento de Energía, el Ejército y el Departamento de Salud. Se aprovechó un fallo en un programa para instalar malware que permitía intrusiones posteriores, que el mes pasado parece que se seguían realizando. Se habla de la filtración de datos de empleados y sus familiares, de contratistas e incluso de cuentas bancarias, aunque la mayoría de estos detalles no se han hecho públicos. El mencionado documento, además, guía a los informáticos para librar sus sistemas del software malicioso.
El ataque se encuentra aparentemente relacionado con el arresto de la británica Lauri Love, acusada por hackear diversos organismos estadounidenses. Por ahora, resulta pronto para saber si se ha robado información sensible, ya que el FBI no lo va a admitir abiertamente, y Anonymous no ha realizado ningún anuncio oficial. Lo que queda claro es que, en el peligroso juego de la ciber guerra, nadie está a salvo, por mucho que invierta en ello miles de millones. Ojalá esta noticia sirviera a Estados Unidos como cura de humildad, pero seguro que la utilizarán como excusa para seguir comprometiendo con más fuerza la privacidad de los ciudadanos.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que a los datos robados pueden dársele malos usos, o piensas que servirán para traer a la luz temas de interés general?
Imagen | Frédéric BISSON