Muchos se plantean a día de hoy adquirir un coche eléctrico, aunque a los apasionados del motor les suelen gustar máquinas más potentes, a pesar de que resulten menos ecológicas. ¿Pensabas que la marca Porsche se dedicaba a los espectaculares deportivos? Bueno, puede que ahora se trate de su especialidad, pero sus orígenes se remontan a mucho antes de que existiera siquiera este concepto, cuando los automóviles heredaban la estética de los coches de caballos. Pues bien, hace poco se ha descubierto el primer modelo del fabricante, el Vehículo eléctrico Egger-Lohner, modelo C.2 Phaeton, también conocido como P1, que llevaba más de cien años en un almacén abandonado.
La marca Porsche comenzó su andadura en el sector de la automoción en 1948, pero Ferdinand Porsche, con sólo 22 años, ya tenía echado el ojo al sector. En 1898 diseñó la máquina que nos ocupa, con un motor eléctrico de tres caballos de potencia, de doce marchas y ofreciendo autonomía para 79 kilómetros. Se podía exprimir al máximo desatando cinco caballos de potencia, y entonces la velocidad punta llegaba a los 34 km/h. El debut del coche fue en una competición en Viena, en la que llevaba al conductor y a tres pasajeros en recorrido de 38 kilómetros. El P1 ganó la prueba gracias a que fue el ingenio que menos energía consumió.
Esta pieza histórica se guardó en un almacén en 1902, y pasó más de un siglo allí olvidada, hasta que recientemente fue rescatada. Requirió de un proceso de restauración, porque le faltaban varias partes importantes, pero ahora se exhibe en el museo Porsche. La verdad, se trata de un automóvil de lo más curioso, y un testimonio de la evolución del mundo del motor a lo largo del tiempo. Desde luego, ahora no podremos decir que los coches eléctricos resultan una novedad, porque tienen su antecedente 125 años atrás.
¿Qué te parece el Porsche P1? ¿Una pieza de valor incalculable, o una simple curiosidad sin mayor importancia?
