El estreno de El Principe hace un par de semanas reventó los audímetros. La serie protagonizada por Álex González y José Coronado se convirtió en el mejor estreno de ficción de Telecinco desde 2005 con Aída al conseguir congregar frente al televisor a 4,4 millones de espectadores —5,6 millones si sumamos la audiencia de los demás canales de Mediaset en los que se emitió—, unas cifras más propias de épocas pre-TDT. ¿El secreto de su éxito? Un reparto lleno de actores más guapos que capaces, un romance prohibido, un tema de actualidad, una campaña de promoción machacona, un estreno multicanal y, por último, una pulsera mágica que les ayuda a conocer los gustos de los espectadores.
Según Javier López Cuenllas, director de Marketing de Mediaset España, el grupo está trabajando en una nueva forma de elaborar ficción, con la implicación de todas las áreas estratégicas de la compañía para ofrecer el mejor productor al espectador incorporando nuevas metodologías en todo el proceso de elaboración de sus series, desde Producción a Comunicación, pasando por Programación y Marketing.
De entre todas esas innovaciones, la que más llamativa es la incorporación del Neuromarketing en el proceso de testeo de sus productos, una técnica basada en la medición de la actividad electrodérmica de diversos individuos ante un estímulo. Las pruebas consisten en reunir a un grupo de personas a las que se les proporciona una especie de pulsera con un sensor que recoge las sensaciones de cada uno de los sujetos en cada momento.
La principal ventaja de la incorporación de la tecnología a los test screening es que les permite obtener resultados más fiables que los tradicionales cuestionarios que dependían de la integridad del sujeto ya que cabía la posibilidad de que éste mintiese. Con la pulserita consiguen rebajar y casi eliminar el margen de error pero también minimizan el factor humano al reducirlo todo a un puñado de datos interpretables y, por tanto, manipulables.
Sea como sea, la aplicación del Neuromarketing representa un gran avance respecto al conocido como Test de la Señora de Cuenca que suelen aplicar la gran mayoría de las cadenas españolas y que consiste básicamente en analizar si un producto —serie, miniserie, telefilm o lo que sea— lo puede entender y le puede gustar a cualquiera —incluso a una señora de Cuenca, como si las señoras de Cuenca no pudiesen tener unos gustos sofisticados como en la Capital—.
Lo más curioso de todo es que El Príncipe, su primera serie prefabricada, no es más que una versión moderna y estilizada de El Comisario y Sin Tetas No Hay Paraíso, dos antiguos éxitos de Telecinco, por lo que el experimento parece demostrar que para contentar a sus espectadores les basta con pasarle la mopa a sus éxitos pasados. Mañana Mediaset se la vuelve a jugar con el estreno de ByB: De Boca en Boca, que a priori parece la suma de Periodistas y Los Serrano. ¿Habrán encontrado la fórmula del éxito?