No cabe duda de que la resistencia física representa una cualidad muy deseada en los actuales teléfonos inteligentes. Aunque modelos populares como el Motorola Defy ya soportaban agua y polvo (¡además de golpes!) hace años, ha sido el Sony Xperia Z el que ha traído a la gama alta la moda de enfrentarse a mojaduras. Samsung, una empresa que no duda en tomar prestado lo mejor de cada rival, ha añadido esta prestación en su último buque insignia. Ambas marcas ofrecen certificaciones sobre este tema en sus dispositivos recién desvelados, y no se tratan de las mismas, por lo que vale la pena pararse a revisar qué es lo que implican.
El Samsung Galxy S5 ostenta la certificación IP67, y el Sony Xperia Z2, IP58. El primer número indica la capacidad para resistir el polvo, y el segundo se refiere al agua (no otro líquido cualquiera). Así que está claro que existen diferencias. En concreto, el smartphone de la marca coreana no permite la entrada de polvo en su interior, y es capaz de sumergirse en el agua a un metro de profundidad durante media hora. La propuesta de los japoneses sí podría llegar a dejar pasar polvo, pero eso no afectaría a su funcionamiento. Respecto al agua, aguanta hasta 1,5 metros de profundidad durante 30 minutos.
No es que existan muchas diferencias entre ambos modelos, aunque sobre el papel sus prestaciones resulten distintas. Francamente, lo que echo de menos es que los teléfonos inteligentes se vuelvan capaces de aguantar golpes o que, al menos, sus pantallas no se quiebren con tanta facilidad. De todas formas, se trata de un avance interesante, aunque tiene el inconveniente de que supone colocar en los terminales protecciones que tapen los agujeros, que resultan incómodas y, a veces, pueden no estar colocadas en el momento en el que suframos un accidente.
¿Qué opinas del tema? ¿Valoras estas prestaciones, o crees que la capacidad de soportar impactos resulta mucho más necesaria?