Con la presentación del Samsung Galaxy XCover no he podido dejar de pensar que muchas veces deseamos que nuestros móviles tengan aquello que los departamentos de marketing han decidido promocionar: cámaras de fotos con muchos megapixels, procesadores de doble núcleo, pantallas de alta densidad de píxeles… y dejamos de lado opciones más importantes: una duración de la batería aceptable, un mínimo de legibilidad bajo la luz solar directa y la que ahora nos interesa, la resistencia del terminal ante pequeños accidentes.
Todos conocemos cierto producto superventas de una compañía de Cupertino que estéticamente raya a gran nivel, pero cuya fragilidad resulta preocupante, y que en muchas ocasiones acaba por requerir costosas reparaciones. En general, los teléfonos actuales son poco resistentes, debido a las amplias pantallas que ostentan (aunque el Gorilla Glass ha mejorado mucho esa situación) y la gran cantidad de puertos por los que se pueden colar líquidos. Por eso me parece que las características del Samsung Galaxy XCover (o el Motorola Defy, pionero de los androides acorazados) serían muy bien recibidas en todos los segmentos. Tener la tranquilidad de que si el terminal se nos resbala no va a quedar hecho añicos o que si cae en un charco no terminará irremediablemente averiado podría transformarse en un reclamo comercial importante para los móviles de gama alta, en lugar de otro aumento de la velocidad del procesador, que en último término no va a marcar una gran diferencia.
De esta forma, es posible que en unos años miremos en las hojas de especificaciones de los smatphones la altura desde la que resisten caídas o la profundidad a la que se pueden sumergir. Para los consumidores más descuidados significaría un ahorro enorme en reparaciones y sustituciones. Quizá las marcas, en su afán por que renovemos nuestros aparatos con la mayor frecuencia posible, se muestren cautas al ofrecer esta novedad. Pero pronto se darían cuenta que en el mercado de la gama media y alta los cambios de dispositivo suelen motivarlos un cierto afán de estar a la última y no la verdadera necesidad.
En definitiva, pienso que la próxima killer feature de los teléfonos no ha de ser necesariamente el NFC o el 3D autoestereoscópico, sino que dotarlos de fortaleza frente a las agresiones externas sería más interesante. Tampoco me parece imprescindible que todos estén por completo blindados, pero sí que la mayoría hagan gala de una resistencia superior a la que hoy en día tienen de media. Ojalá los fabricantes consideren este deseo que muchos usuarios albergamos, y en los próximos años cada vez haya menos móviles cuya vida útil acaba de forma prematura por un accidente.
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no es por nada pero el samsung parece que lo metieron en mier….. O_O hoooo ya veo callo en un inodoro lleno de……………jajaja wakarimasita
yo espero que salga a la luz los dispositivos utilizados en precrimen de estiven espilberto los androides me han dejado un desazón últimamente quiero el windon 8 para ver que tal la película
[…] lo comentaba mi compañero Manuel en un post. La Resistencia física es una de las características que necesitan los teléfonos móviles con urgencia. Si, si existen […]
[…] extremadamente cuidadoso para no rayar la pantalla de nuestro teléfono, ahora no es tan necesario prestar atención a este aspecto, lo que hace que nuestra experiencia de uso sea más relajada. Y una empresa que ha resultado clave […]
[…] unas llaves? Sería un buen disgusto, pero es probable que pronto no tengamos que preocuparnos de este problema. Puede parecer ciencia ficción, pero lo cierto es que existe un compuesto (muy cerca de llegar al […]
[…] precio… Y uno que no se suele considerar, aunque al final puede resultar clave, es la resistencia a los pequeños accidentes. ¿De qué sirve hacerse con lo último en tecnología si al final ante una insignificante caída o […]
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