En 1996 se estrenó la película Abierto hasta el amanecer, una historia que sumaba ladrones, familia secuestrada y un bar repleto de vampiros. La película dirigida por Robert Rodriguez y protagonizada por George Clooney, Quentin Tarantino, Harvey Keitel y Salma Hayek se convirtió, pasado el tiempo, en un título de culto. La adaptación para televisión de tan mítico film se estrenó el pasado 11 de marzo a través del canal de cable El Rey Network, una empresa dirigida por Rodríguez que espera hacerse un hueco entre los televidentes hispanos que viven en Estados Unidos.
La película tenía un ritmo endiablado, vibraba, era divertida y gore. La serie tendría que alcanzar el equilibrio entre estos elementos y además, contar una historia interesante que pudiera prolongarse durante varias temporadas. La primera temporada de From Dusk Till Dawn: The Series tendrá diez capítulos de una hora de duración. Además de constar como productor ejecutivo de la serie, Rodríguez se puso detrás de las cámaras para dirigir varios de los capítulos de esta terrorífica aventura.
La historia se centra en Seth Gecko (D.J. Coltrona) y su hermano Richie Gecko (Zane Holtz), dos ladrones que van dejando un rastro de muerte y destrucción en su camino hacia México. Los sigue de cerca el ranger interpretado por Jesse García, y en el piloto nos encontramos con Don Johnson que tiene un papel secundario como el sheriff Earl McGraw.
El primer capítulo se desarrolla prácticamente por entero en Benny’s World of Liquor, el lugar donde los Gecko retienen a dos jóvenes y donde tiene lugar su enfrentamiento con el sheriff Earl y su compañero, el ranger Freddie. Los hermanos, Seth (el cuerdo) y Richie (el loco), tienen que llegar a México para reunirse con Carlos (Wilmer Valderrama), el hombre que les llevará a la tierra prometida, El Rey. Será en la licorería donde Richie empiece a tener alucinaciones con la vampiresa que en la película interpretaba Salma Hayek. Puede que Richie sea un demente pero también es capaz de ver cosas que los demás no ven.
Poco más hay que añadir, el piloto da vueltas sobre sí mismo, demuestra un enorme vacío y, para colmo, sus diálogos no alcanzan la brutalidad y frescura de los que tenía la película. Lo único destacable es la presencia de un Johnson ajado y curtido que saca lo mejor de su repertorio aportando humanidad y credibilidad a su personaje.
Sabemos que en su camino sin retorno hacia México los Gecko secuestrarán a una familia y que todos terminarán en un bar donde los clientes habituales y los trabajadores son vampiros. La idea de esta serie es ampliar la mitología que se intuía en la película de 1996, asentando las raíces aztecas de los chupasangres.
Un piloto frío, de ritmo incierto y titubeante que no llama la atención y que cae en la reiteración de planos, diálogos y clichés. Como introducción resulta demasiado larga, lo que nos cuentan en cuarenta minutos podría resumirse perfectamente en quince. Esperemos que en capítulos sucesivos la serie termine de encontrar su tono – o el de la película- y se convierta en una cachonda orgía de sangre y one-liners.
