Hace pocos días supimos del riesgo que supone Facebook para la proliferación de armas, pero parece que las redes sociales encierran peligros sorprendentes, más allá de los obvios por la falta de privacidad. ¿Contagiarse piojos por medio de Internet? ¿Es posible? Evidentemente no, pero eso no quiere decir que las nuevas tecnologías no cambien nuestros comportamientos y provoquen que resurjan unos parásitos que, actualmente, infectaban a niños de manera casi exclusiva. Y la culpa es de subir fotos a Facebook, Instagram o Twitter con nuestros amigos… o, a veces, con gente que no conocemos demasiado bien.
Los selfies se tratan de retratos que nos tomamos a nosotros mismos con el móvil, alargando para ello el brazo, y que luego se suelen compartir por Internet. Como la distancia a la que podemos situar el smartphone resulta limitada, si queremos que en la fotografía salga alguna otra persona deberemos juntar nuestras cabezas mucho. Y frotar el pelo con el de conocidos poco higiénicos representa la forma perfecta de que los piojos se contagien, de manera que se está viviendo un resurgir de este problema entre adolescentes. Estos parásitos no representan un gran peligro para la salud, pero son molestos. La cura resulta sencilla, aunque no por ello deja de sorprender la noticia.
Marcy McQuillan, especializada en el tratamiento de los piojos, indica que lo normal es que ataquen a los niños, que tienen más contacto físico mientras juegan. Pero ha notado que el problema ha resurgido entre los adolescentes en los últimos años. Suele preguntar a sus pacientes si son aficionados a los selfies, y la mayoría reconoce que toma ese tipo de fotos a diario. Resulta sorprendente que las redes sociales puedan volverse las causantes últimas de este tipo de incidentes, lo que demuestra que la tecnología afecta a los aspectos más insospechados de nuestras vidas.
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que el contagio de piojos por esta razón no debe ser muy frecuente, o vas a tener mucho cuidado de no arrimar tu cabeza a otras a partir de ahora?
Imagen | John Morrill