Norrie es una ciudadana australiana especial. No sólo porque renuncia a emplear un apellido como la mayoría de sus compatriotas, sino porque nació como un hombre, y en 1989 se sometió a una operación para ser mujer. Sin embargo, eso no resolvió las dudas respecto a su identidad. Y muchas personas comparten este tipo de preocupaciones, como muestran las políticas de las redes sociales al respecto. Norrie se inscribió en el registro del Estado Civil de Nueva Gales del Sur como género “no específico” en el año 2010, pero luego las autoridades dieron marchas atrás, lo le que sentó muy mal.
Entonces se inició una batalla legal, que ha acabado en el Alto Tribunal de Australia. El estado sólo quería reconocer la posibilidad de ser hombre y mujer, pero los jueces han obligado a crear un nuevo “género neutro”, que se deberá acreditar mediante un certificado médico. Esta novedad facilitará mucho la vida a las personas con dudas respecto al tema, aunque planteará nuevos retos legales, ya que en el país el matrimonio sólo aparece regulado entre un hombre y una mujer. En cualquier caso, los nuevos derechos siempre se ganan poco a poco.
Aunque el caso de Norrie resulta principalmente simbólico, su conquista puede mejorar la vida de muchas personas. Cuando un bebé nace sin que esté claro si es un niño o una niña, sus padres se pueden sentir presionados para tomar cuanto antes una decisión respecto a su género. Iniciar complicadas operaciones quirúrgicas sin una gran seguridad resulta arriesgado, por lo que la existencia de esta opción neutra se vuelve muy positiva. A finales del año pasado, en Alemania se tomó una medida similar en los registros civiles, que ayudará a facilitar ese tipo de situaciones. Esta sentencia, que para la mayoría representa una curiosidad, para algunos tiene un importancia clave.
¿Qué opinas del tema? ¿Estás abierto a nuevos géneros legales, o crees que hay cosas en las que no se debe innovar?
