Entre los responsables de refugios para animales se habla del Síndrome del Perro Grande y Negro: si llega un ejemplar adulto de buen tamaño, color negro y sin ser de raza, resultará muy difícil que alguien lo adopte. En general, cualquier perro o gato lo tiene más complicado si su pelaje es negro. Aunque se realizan muchos esfuerzos por encontrar un hogar a las mascotas abandonadas (hasta podemos tomarnos un café con ellas), el factor psicológico pesa de forma importante. Tal y como leemos en Priceonomics, sólo los cachorros se salvan de este problema.
Un estudio de la Universidad de Wichita de 2010 indica que los animales negros acababan de forma más frecuente siendo sacrificados, y la Asociación Estadounidense para la Prevención de la Crueldad con los Animales comprobó en 2011 que los ejemplares negros son menos deseados. En el caso de los perros, hay dos factores obvios: se perciben como más agresivos y dan la impresión de ser más grandes. Además, el personal de los refugios asegura que salen peor en las fotos que les sacan para conseguir encontrarles un hogar. Incluso existen motivos relacionados con la superstición, que en el caso de los gatos se agravan aun más.
Un estudio de la Universidad de Berkeley dio como resultado que los gatos con pelaje negro inspiraban sensaciones más negativas que los otros. No hay que olvidar que todos sufrimos sesgos, y que incluso somos inconscientemente racistas. El doctor Emily Weiss, que supervisa refugios, considera que el fenómeno es un mito, y la parece normal que se tarde en adoptar a algunos animales negros, porque muchos de los que llegan son de ese color. Pero otros profesionales opinan que el problema es real, así que… ¡piensa en esto cuando vayas a por tu próxima mascota a una protectora de animales!
¿Qué opinas del tema? ¿Crees que se trata de algo verídico, o te parece más bien una leyenda urbana?
Imagen | droïd