Gran interés despierta la reciente iniciativa que, de la mano de la artista Beatrice Glow, pretende que los habitantes de Nueva York se alejen de la globalización tecnológica y escapen a una sala de lectura poco común. Se trata de una biblioteca inaugurada en un barco anclado al oeste de Manhattan que, con el nombre de Biblioteca Flotante, pretende potenciar el gusto por la lectura en la ciudad.
La única prohibición vigente dentro del espacio es la de usar dispositivos electrónicos, con el fin de alejar a los asistentes del consumismo reinante en la modernidad, hecho que aumenta el atractivo del sitio, donde además conviven en su mayoría libros raros. Unos 50 libros conforman la colección que ahora vive dentro del barco Lilac, en su mayoría hechos de forma artesanal, pertenecientes a autores emergentes o ediciones únicas, por lo que agrega valores de exclusividad a la iniciativa.
Glow, aseguró que hace año y medio comenzó a percatarse de que ya no existían espacios públicos en Nueva York, debido a las excesivas privatizaciones de los espacios.
La gente ya no tenía un lugar para pensar o soñar (…) Lo que hice fue crear un infraestructura para interactuar, con muchos espacios, para que la gente se pueda sentar a leer o a conversar. Pero lo más importante es que tenemos muchos talleres y mesas redondas, donde no puede haber personas en un nivel por encima de otras
Asimismo, la artista indicó que el concepto de fundir el espacio de la biblioteca con el de un navío es adecuado a sus aspiraciones, pues permite que las personas tengan la sensación de no encontrarse en tierra firme, por lo que son propensos a sentirse más libres.
Abierta durante todo el mes de septiembre, la Biblioteca Flotante de Nueva York pretende consolidarse como un punto de escape para los neoyorquinos y su vida agitada, a favor de la lectura.
