Hoy resulta un hecho ineludible que los seres vivos se componen de células, la gran mayoría de ellas de un tamaño que el ojo humano no es capaz de ver. Es de público conocimiento que para poder ver estas células debemos utilizar un microscopio. Esta es una realidad de nuestros días, pero como todo tuvo un principio.
Allá por los finales del año 1500 Zacharias Janssen construyó lo que hoy se considera el primer microscopio (un tubo de lata con 2 lentes), luego de él, Anton van Leeuwenhoek y Robert Hooke mejoraron esta idea y lograron visualizar el pequeño mundo que nos rodea. Es más, Robert Hooke vio láminas de corcho y en ellas pudo observar unas pequeñas celda a las que denominó células, nombre que al día de hoy conocemos y utilizamos.
Diversidad de especies, animales pequeños y microorganismos de variado origen han sido identificados gracias a los microscopios de esa época y los avances se continuaron hasta un límite. El límite es la luz. Ernst Abbe en 1873 demostró que dos puntos solo se verían como tal sí entre ellos había como mínimo 0.2 micrones (¡la millonésima parte de un metro!). Este límite nos deja ver como máximo una célula de animal o, a lo sumo, una organela celular.
Más tarde aparecieron los microscopios electrónicos, que dejaron de usar luz, aumentando la capacidad de visualización y llegando a poder verse incluso moléculas de gran tamaño o el interior de los compartimentos celulares, pero necesitan condiciones especiales de visualización, una de ellas es que el tejido este muerto y fijado a una superficie de observación.
El reto de estos últimos años fue ver algo pequeño (menor a 0.2 micrones) pero vivo. Eric Betzig, Stefan W. Hell y William E. Moerner fueron galardonados con el Premio Nobel en Química este año por su descubrimiento, utilizando moléculas que tienen la capacidad de ser fluorescentes lograron visualizar con precisión células vivas marcadas, proteínas en el interior de los órganos celulares y procesos celulares con alta definición y en tiempo real.
¿Qué les parece, será este el límite? ¿Existirán nuevas formas de llegar aún más abajo en la escala?