Jolla, la “startup” creada en parte por ex componentes de la firma Nokia, llegaba el curso pasado dispuesta a plantear otra alternativa al mercado Android e iOS, y en menor medida Windows Phone. Con su terminal Jolla y el sistema operativo Sailfish OS, esta compañía tenía claro cuáles debían ser sus líneas a seguir para poder hacerse un hueco: un sistema operativo diferente y aprovecharse de los grandes.
La semana pasada, esta misma empresa lanzaba un proyecto crowsourcing para financiar su modelo tablet, con unas cualidades prácticamente idénticas a la nueva Nokia N1, curiosamente, pero que contará con el mismo sistema operativo Sailfish OS 2.0 ahora adaptado también a modelos de tamaño superior. ¿El éxito? Indiscutible, y es que en cuestión de dos días ya ha conseguido más de 1 millón de dólares de financiación, una cifra enormemente más elevada que la propuesta inicial de sus desarrolladores.
Esto nos lleva a preguntarnos, ¿es la estrategía de Jolla suficiente como para conseguir ser una opción más en el mercado?
Un sistema operativo diferente
Está bien, aquellos que pudieran probar el sistema operativo MeeGo o Blackberry OS verán muchas similitudes con respecto a Sailfish OS. Es indiscutible que las ideas para este nuevo sistema operativo han tenido cimientos, como casi todo lo actual, en versiones anteriores de otros OS. Un escritorio principal donde veremos todas nuestras apps abiertas para movernos entre ellas con total rapidez, un sistema operativo basado en gestos, que en modelos tablet es el mecanismo idóneo dado la falta de comodidez en el manejo con ciertos tamaños, y un sistema minimalista, sencillo, pero diferente de Android, iOS o Firefox OS.
Dejamos de lado el poder “personalizar” y llenar nuestros escritorios de aplicaciones y widget para centrarnos en aprovechar al máximo nuestro uso diario del smartphone, es decir, ver en todo momento las aplicaciones que acabamos de abrir y controlar las 8-9 aplicaciones que siempre usamos a diario de forma que incluso podamos interactuar con algunas de ellas sin tan siquiera tener que abrirlas.
Se trata de un sistema interesante, con muchos detalles que pulir como puede ser el hecho de interactuar con las aplicaciones teniendo que hacer el gesto tradicional de “scroll” hacia abajo, como si se tratara de la pestaña de notificaciones. Es normal que haya que diferenciarse del resto de sistemas de la competencia, pero no se puede dejar de lado el hecho de que la mayoría de usuarios, los potenciales usarios el día de mañana, ya se han podido acostumbrar a ciertos gestos en otros sistemas operativos hegemónicos, y la necesidad de adaptarlos de forma que no suponga un quebradero de cabeza para los usuarios de Jolla se antoja fundamental.
Diferente, si, pero con mucho potencial y aires frescos, una seña de identidad en la que la empresa debe seguir mejorando e incorporando nuevas y útiles funcionalidades.
Aprovechando las ventajas de los grandes
Anteriormente, este mismo año incluso, hemos visto empresas como Nokia apostando por lanzar terminales con sistema operativo Android, con una excepción: debería usarse el mercado de aplicaciones propio de Nokia y no aquel que viene por defecto en los terminales Android, Google Play Store. Esto limita enormemente la experiencia del usuario, en tanto en cuanto la cantidad de aplicaciones de las que dispone será ciertamente mucho más limitada.
La estrategia de “ama mi sistema, no salgas de mi sistema” es algo que a día de hoy se me antoja ciertamente erróneo. Cualquier nueva empresa que quiera destacar en el mismo nicho que Android o iOS, no puede dejar de lado el hecho de que para atraer a usuarios, es necesario contar con una base muy superior a la que sería necesaria hace 3-4 años. Ahora, un gran parte de los consumidores se debaten entre estos dos sistemas operativos, y la temperatura fuera de este duopolio es muy fría, sino que le pregunten a Microsoft.
En esto Jolla parece haber tomado buena nota, ha hecho posible que su sistema operativo sea compatible con la instalación de aplicaciones Android, simplemente descargando el paquete de turno en nuestro terminal con Sailfish OS e instalándola como si de un terminal Android se tratara. Además de su propio mercado de aplicaciones nativas, es interesante el hecho de no tener que romper drásticamente con el uso que daba a mi terminal anterior, y es que los usuarios tienden a no hacer cambios bruscos cuando algo funciona, cuando un dispositivo cumple en cierta manera con su cometido.
La curiosidad, dispositivos punteros en hardware, el uso de las redes sociales y la difusión de un sistema operativo “diferente” pero compatible con lo que hay a día de hoy en el mercado, parecen apuestas más que interesantes, y el hecho de que ya cuenten con una financiación para lanzar sus primeros modelos tablet abre algunas puertas a un nuevo competidor, mejor dicho, a un potencial competidor.