Decía un antiguo profesor mío que la subcultura surge de de la agrupación de individuos que comparten gustos propios e ideas comunes dentro de una cultura. Y es que subculturas hay muchas, pero una en la que nunca nos fijamos es en la de los amantes del café.
Recuerda ese primer sorbo que diste cuando eras pequeño, ¿pensaste que los mayores eran tontos por gustarles algo tan amargo o te sentías mayor por beber café? Se trata de una bebida que o la amas o la odias, pero si la amas lo harás de por vida. Porque seamos sensatos, es difícil resistirse al olor a café recién hecho.
Grandes ideas han surgido de grandes pensadores del siglo XX que se han reunido en locales donde el café era el protagonista. De hecho, es algo impregnado en la sociedad, ¿te suena la frase “Quedamos para tomar un café”? Sin embargo, en las últimas décadas se ha llegado hasta a maltratar el producto, por cadenas de bebidas que en realidad no nos venden café, sino sabores, hay diferencia.
Por los hipsters –otra subcultura de lo más curiosa– o por una alineación planetaria, lo cierto es que en los últimos años ha vuelto a aumentar el interés por ofrecer un buen café. Es por ello que han surgido nuevas cafeterías que se han especializado no solo en vender el café, sino en ofrecer diferentes tuestes y de diferentes lugares del planeta. Surgen así y se recuperan profesiones como la del barista, que se gana su respeto ofreciendo un café bien hecho y con sabor sublime.
The Trash Lab es un documental que trata precisamente de esto, de la subcultura del café, del resurgimiento de estos locales y de lo que es un auténtico café.
Ya no se vende tan solo el café, sino la experiencia de tomar el café. El precio no es el mismo, obvio, no te están vendiendo simplemente el café con leche que te puedes tomar en cualquier mísero bar. Una especie de Starbucks, sí, pero vendiendo café y no sabores a café. Locales que se convierten en puntos de encuentro para los amantes del café.
Starbucks vende sabores a café? Con esta afirmación dejas claro que no tienes ni idea de café.
Hombre, no me compares el café de Starbucks con uno que se pueda tomar en una cafetería normal. Starbucks se diferencia por los sofás y la experiencia que eso conlleva, no por los cafés acuosos que sirve.